viernes, 7 de agosto de 2015

Ohana significa familia

La melancolía se cierne sobre el mar. Llora nuestra marcha un año más.
-B e n d i t o   v e r a n o-
Hemos vuelto a la realidad, dado de bruces en su cara y calado en lo más hondo de su ser y parece que pasó una vida desde que emprendimos el viaje hacia ningún lugar, juntos, como siempre y para siempre. Qué pronto se acostumbra uno a lo bueno.
Habremos tenido pasados anteriores, distintos. Me confieso celosa de no haberlos compartido todos, de no haber encontrado antes este gran tesoro.
Pero el final del camino será único e irrepetible, serán nuestros pies caminándolo juntos.
Puede que nos de miedo continuar, puede que hasta duela alguna piedra que se nos aparezca. Pero dolerá menos si son ellos quien te dan la mano.

¿Cómo describir algo que llena tanto el alma?
Es imposible.
Lo que puedo relatar es que conozco el secreto de la felicidad si es con ellos al lado.
Solo sé que el hecho de compartir un tiempo que nunca vuelve con esas personas son ganas de vivir el doble, de reír con fuerza y de no frenar los pasos.
Todos, con sus defectos y virtudes, con sus manías y sus maneras de ver la vida, son los que me han enseñado que existen muchas cosas por las que luchar, que seremos insignificantes, pero que las pequeñas cosas son grandes.
Quisiera quedarme a vivir en el limbo, un limbo lleno de nueve sonrisas a mi alrededor, para que la mía brillase más.
Entonces, sé que sería eterna- Con todo y sin más.

Volvería una y otra vez a pulsar el PLAY de los momentos.
Volvería a esos bailes de noche joven de verano, a esas siestas interminables, a las noches de confidencias.
Volvería de nuevo a la más bella de las locuras, a las tareas de un hogar compartido, a una noche de película sin terminar por verla, a mucho tiempo bajo el mar buscando algo más que caracolas. 
Volvería a quererlos más y mejor.
Volvería a ser yo, 
sin ellos no.




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