sábado, 21 de febrero de 2015

Havana Nights


Noche cualquiera del año.
En sueños, por supuesto.
He viajado allí tantas veces en sueños.
Flor en el pelo.
Noche cubana, vestido blanco y pies descalzos.
El hielo del vaso recorre las líneas de mis manos.
El fuego nunca ha quemado en tus brazos.
Más de un movimiento de cadera envuelve el ambiente. 
Unas luces tenues, de colores y la brisa marina completan la exótica atmósfera.
Pies, sin sol, al son de tus pasos.
Baile.

Primero uno, luego el otro.
Tu mano, en mi cintura, nunca bailo sola.
Mi brazo, sobre  la curva de tu  cuello y
mis dedos jugando con tu pelo.

Centímetros, y de nuevo un par de  metros.
Vueltas sin parar, sobre la arena.
De lejos, la espuma de las olas.

Y tu me coges al vuelo. Vuelvo a tener alas. La música continúa y las estrellas no aguantan. Comienzan a caer del cielo. Fugaces.
Pero yo ya tengo mi deseo: El ahora, justo en este momento, a unas tres de la madrugada incompletas, al otro lado del mundo con algo de atlántico bañándome los pies. Pero contigo.
Y se cae el tirante de mi vestido, y la flor se enreda con mi pelo y tú te acercas más-

Y nos rozamos los labios, sabor a limón.

martes, 17 de febrero de 2015

Ed

Caminar en días de invierno bajo la lluvia y que el sol no quiera salir. 
A pesar de todo perseguir la vida, perseguirla siempre.

Un nombre tan pequeño para una persona tan grande.
Y soplar una vela más- por él. Felices flores de la vida, felices veinticuatro. En otro idioma, en otra ciudad, tan lejos...
Y las cuerdas de una guitarra en la distancia llegan a mis oídos. Y vuelvo a emocionarme.
Su voz suele tener ese efecto en mi.
Y celebro su cumpleaños de la mejor manera que sé, que se le ocurre a mi enferma cabeza. Escuchándole, a él y a sus letras.
Puede que sea exagerado. 
Puede que nunca llegue a mirarle a los ojos realmente por algo más que la tinta impresa de una vieja fotografía. 
Pero él me entiende. Siempre lo hace.

Llueve en el norte, llueve en el sur- los ángeles vuelven a llorar.
Él, mi ángel de la guarda.
Gracias.


domingo, 15 de febrero de 2015

Naturaleza

Vila de Cruces, Pontevedra

Domingo de carretera para llegar al paraíso.

No más lágrimas. No más cielo.
Pies en suelo.

Quieres entender el juego de corazones. Corazones de febrero.
Quieres saber que los tréboles de cuatro hojas existen, quieres tenerlos, encontrarlos.

Sabes que las picas juegan con tus labios y que los ases no solo se guardan en la manga de tu chaqueta.
Sabes que las flores no solo florecen en mayo, y que los días pasan según la energía que hayas decidido darle.
Guardas abrazos rotos, fotos en  silencio, melancolías de otoño. 
Están bajo el colchón, con restos de monedas viejas.

Pasan las horas solas en el reloj y el mar no te susurra al oído.
Tus pies caminan solos.

El crujido de las hojas te transporta hasta aquel recuerdo. 
Cabeza traicionera, que sigue viviendo quimeras.

Amarillo, color de vida, color del sol.
No te vayas tan pronto.
Quédate conmigo,
por favor.

Terrones de azúcar

Esta mañana los ángeles no tienen más ganas de llorar. No quieren. Se les cansaron los ojos hace tiempo.
Esta mañana han decidido ir despacio, lento.
Esta mañana a las promesas se las lleva el viento, y en cada esquina, con cada muro de piedra, tropieza este nuestro frío invierno.
Primera nevada en Santiago. Termómetros bajo cero.
Sala de estudio y cabezas gachas, sobre miles de palabras por aprender, soñando ser un día alguien en quien confiar. Hasta que el tiempo se para y a un soñador que mira por la ventana le da por descubrir.
Nieve.
Nieve a las nueve.
Cómo algo tan insignificante puede hacer tan feliz a la gente. Cómo con unos copos caídos el cielo sacamos a pasear nuestras mejores sonrisas.
Hoy me he preguntado por qué, y luego he sonreído también.
No lo tengo claro, pero creo que es el misterio de la vida.


¿Seguira la alegría en sus ojos verdes? Quizás, pero lejos.

Argentina.
Perdona que me acuerde ahora de ti, perdona que me acuerde así. Pero no he podido evitar recordarte.

Puedes llamarlo vida.
Llámalo, o no lo llames si no quieres. El caso es que aún te recuerdo.

Puede ser que, en ocasiones, piense demasiado o que nunca me haya olvidado de tu risa, que nunca haya dejado de extrañar tus sabias palabras. Que nunca haya desaparecido tu nombre de mi corazón rasgado.

Ahora, a lo lejos, doy vueltas a nuestro mapamundi, por el que un día hablamos de viajar. Me pregunto dónde andarás ahora, me pregunto si serás feliz.
Espero verte pronto, querida Argentina.
Gracias por todo.


Sigue siendo febrero





Y aquí sigue la misma tonta, tonta de mi haciendo lo mismo: Queriendo arreglar el mundo sin mover ni un solo dedo. Esperando que la sorprendan para ver brillar sus ojos.
Entre risas, descubriendo qué significa vivir. Me gusta vivir.
Conociéndonos, olvidándonos; siendo más y a la vez menos. A miles de kilómetros, y a centímetros. Son momentos. Momentos, retales de carnaval, de Nena Daconte que me revolotean en la cabeza.
Necesidad de fuerzas, de impulsos de vida para no rendirnos.
Ansias de querer, vidas de flores de colores.
Necesidad de maquillaje en el camino, de ciencia ficción, de ser de película por miedo a perder.
Ganas de baile, tanto lento como rápido.

Vuelven a ser palabras sin sentido de esta tonta mente sin frenos.
De un catorce de febrero a kilómetros de ti. Te echo de menos. Y lo cierto, es que hace tiempo que te siento lejos. ¿Recuerdas cuánto reíamos antes, cuando nos mirábamos y se paraba el tiempo? Ya, ni yo misma sé lo que siento.

En mi cabeza se encienden las luces de neón: "fuera de servicio". Ha olvidado qué decir, qué hacer.

El año pasado..., año. Parece mentira que llevemos trescientos días juntos, más. Y a la vez tan separados.
Se me ha olvidado la cara que ponías cuando querías reírte de mi, se me han olvidado tus labios, o escucharte decir algo porque te de la gana, porque lo sientas.
Y no quiero, no puedo.
Una rosa y un nos vemos pronto.
Feliz Catorce de Febrero.

miércoles, 11 de febrero de 2015

Cinco de febrero

Sé que llego un poco tarde, y que voy a tirar de tópicos: mejor tarde que nunca, ¿no?
Espero que me estés escuchando desde ahí arriba, que todos lo hagáis. Nunca hemos dejado de luchar, Ale.
Díselo a Nacho, a Ana, a Amparo. Diles que sus sueños van creciendo y que han llegado lejos, a nosotros. Vuestros sueños, ya han dado la vuelta al mundo.
Él no es una palabra prohibida y mejor para vosotros, a quienes ya resulta tan familiar. ¿Qué tal lleváis las alas? ¿Habéis aprendido a volar?
No mentimos: todos hemos tenido miedo, todos hemos querido que el mundo se caiga con nosotros. Todos quisimos que aquel 2012 -secreto maya- se llevara la vida con cada cual cogido de la mano del de al lado. 
Pero aquí seguimos, contra las inclemencias del tiempo, contra los pronósticos, contra las estadísticas.
A día de hoy, la palabra curar tiene un sentido más amplio, y es más necesaria.
Hoy somos más fuertes.

Todos necesitamos esa cura, cura de la pena que llevamos dentro, de la tristeza, de la infelicidad. Todos necesitamos ver vuestra sonrisa, al menos una vez más.
Que seguimos aquí. Que seguimos luchando por ello. No os rindáis. No nos cansamos.
Nunca.
Un beso, a todos.