viernes, 29 de enero de 2016

Pirata sin mareas

Pequé, me convertí en pirata. Después de tanto tiempo negando lo evidente caí al mas cruel de los abismos-mi mentira.
Y ahora me toca izar la negra. Dudo que esta vez me perdonen la vida.
Me siento patética, a metros de la puerta de nuestro rincón favorito y tú hace tanto que te fuiste.
Siento que aunque no quiera, aunque mi cabeza se niegue, mi corazón se empeña en dirigir mis pasos hasta tu habitación.
Me pregunto por qué pasara el tiempo, y por qué así. Me lo pregunto cada día del resto de mi vida desde que te eché de ella.
Me torturo y pienso lo feliz que serás ahora, adivino la ella que tiene que estar alegrando tus mañanas. Y rezo por que no sea así. Rezo porque me eches de menos y te hayas planteado volver alguna vez a verme como lo qué fuimos aunque sin caer en la rutina
Y te echo de menos, pero claro, ahora esta en mi condición de pirata negarlo todo.
Vivir bajo un infierno salado, ahora que ahogo penas en ron, al fondo de un vaso.
Ni me quiero, ni me hago caso.
Y surco por mi mente con cualquier velero de velas negras, esperando que las playas del Caribe me queden cerca.
Esperando para atracar en otro buen puerto y esta vez, no perder la cabeza.



A Pablo Benavente, desde el sur.

jueves, 28 de enero de 2016

Ena...enajenación

Ahora que han pasado exactamente mil lunas me siento con fuerzas para escribir nuestra historia, sacarle punta al recuerdo.
Ahora que han pasado mil lunas, contigo lejos,
digo que la nieve tuvo la culpa.
Y tres vueltas de la tierra sobre el sol desde que nos concimos.
Qué poco tiempo y cuánto sentimiento.

Ahora leo poesía, más que antes.
Mis lunas está repletas de rimas.
Estoy algo más loca que cómo solías recordar(me).
Todo verso que escucho o escribo tiene sentido.
Todo.
Pero no me preguntes el cómo o el porqué.
No sabría explicártelo, no a ti.
Contigo nunca sirvieron las palabras.

Ahora que el recuerdo da más vueltas que la luna,
que duermo despierta y sueño dormida
y que el suelo se empeña en movernos el culo
desde abajo, más de la cuenta
es cuando a las piezas de este rompecabezas les dan las prisas por encajar.

Y llega el momento en que la poesía pasa factura, y las noches de versos no son suficiente para paliar mi locura.
Y me siento tres veces en el mismo lugar a la misma hora, bajo las velas, de fuego y de barcos naufragados.

Me gustaría cantar bajo la lluvia en un enero no frenado a pesar de las plegarias de Vanesa Martín, llevar los labios rojo chanel como la ella de Luis Ramiro, respirar cada rincón de Madrid con Ojeda mientras me cuenta sus recuerdos de otras islas, mientras olvida a Begoña.
Me gustaría ser el culo de Marina, cantando Sabina con Suárez en aquella playa; o la estrella fugaz que busca Leis incluso entre las nubes de Santiago. Hacer de nosotros "una guerra de Granadas y Sevillas" mientras damos un disparo al aire y pensamos que vaya lío en que me meti por haber dudado. Moriría por ser la chica del vestido blanco a la que Pablo Benavente declama tanto, sintiéndose pirata al izar la negra sobre los escenarios acompañado por la guitarra de Fercán- aullando qué distinta está la casa desde que otra ella ya no está. Pidiendo un tacto y unos hostales que no llegan si no nos enseñamos a bailar.
Me encantaría ser la bendita suerte de Cantero o todos los futuros de Marwan. Elegiría ser cualquier prólogo de Salem o convertirme en el cinturón de asteroides de Sadness.
Me derretiría mezclándome con tinta de cualquier verso salido de las pestañas de Sesma, o de Buho, cualquier palabra de Sastre.
Me sentiría la simpleza más cotidiana de la vida de Defreds.
Y por ser, me gustaría ser todas las razones, los co-razones y las vidas despeinadas de Escandar. Adorarte es poco, querido Algeet.

Eso es todo lo que pasa desde que no estás.
Mi nueva rutina.
Estoy más sola y más acompañada que nunca desde que pasé a ser tu Nadie.
Desde que esos futuros cesaron de ser contigo y perdimos el significado del siempre donde quieras.
Pero claro, nos convertimos en esos que dejaron de ser.
Y ni yo fui  tu inspiración, ni tú mi cantautor.






domingo, 24 de enero de 2016

El mar

Juro que si vuelvo a verte amanecer cada mañana tiro mi vida por la borda y me quedo contigo.
Juro, y perjuro que me encantas.
Quiero más noches de vino contigo, mas casi besos en los que por miedo o compromiso nunca nos terminamos de rozar los labios.
Te cambio una noche de las nuestras por cada una de tus sonrisas.
La de no sabemos lo que estamos haciendo, la de te odio pero te quiero, la de me haces reir de verdad, la de te echaba de menos y la de no tanto, nos vimos ayer, la de te has colado en mi casa, la de te tenía ganas, y sobre todo la de 'no tengo palabras, pruebo a ver si acierto'. Y lo haces. Aciertas en cada tiro, sin tentar a la suerte. Pero mi preferida es la de me gusta mi yo cuando estoy contigo.
Me quedo con todas y cada una. Para mi y mis adentros, porque, en realidad, no me atrevo.
Es cierto, no soy valiente.
No sería capaz de confesártelo a la cara. Pero no es miedo, es temor al rechazo-creo. A no ser suficiente.
Ojalá pudiera decirte que me gustaría un presente y medio contigo, compartiéndonos los momentos- que siempre saben mejor en compañía.
Me encantaría decirte que siguieras haciendo rimas, pero que fueran sobre mis lunares. Que contigo me siento yo y me siento que puedo con todo, libre.
Pero no,
te estoy escribiendo, a unos dos mil metros del suelo, con unas alas falsas y con Andrés en los oídos, en mi 'vuelo migratorio rumbo al sur', a casa.
Esa tierra de la que tanto me hablas, de la que tan buenos recuerdos gastas.
Nos vemos en otra luna. En otro ecuador de un país pequeño que se desmorona, cuando la vida me lleve de vuelta al norte, gallego.

a F.

"Natalie Portman, Aston Kutcher- Sin Compromiso"

sábado, 9 de enero de 2016

Medicina para dos

"¿Se fía de mi?, tómese dos dosis de paciencia, mucha calma y pase a la consulta. Es hora de contarnos la vida."

Algunos me han confesado que he escogido la profesión más bonita del mundo.

Dicen que nuestros actos siempre tienen consecuencias -buenas o malas- y  que elegimos lo que queremos ser en la vida en base a lo que conocemos, a lo que nos han enseñado desde el día que aprendimos a decir mamá. Puede que tenga algo que ver, pero también creo que algo de la culpa es nuestra, por buscar lo que nos llena.

Puede que también venga al caso plantearse eso de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y que eso de ser responsables vaya con nosotros, de la mano de manera innata. Responsables de nosotros, de nuestros actos, de los nuestros. Responsables de poder con todo y de no cansarnos, de poder llegar al final. A la meta.
Pero algún día, entre tanta letra, tanto conocimiento y tanto estrés- que parece no acabar nunca- espero llegar a verlo.

Ver que ha servido para algo. Ese algo que me recuerde porqué escogí esta forma de vida y el curioso misterio de porqué si tuviera veinte vidas más, volvería a elegirla.
Me gustaría que, en un futuro no muy lejano, esa persona sonriera conmigo.
Que sonriera porque el sufrimiento ha desaparecido, que entre los dos, hayamos conseguido borrarlo.

Sentir con alguien. Es bonito ¿no?

Sentir que se te va la vida cada vez que esa persona te cuenta un problema, y que el problema se convierta en tuyo.
Sentir que eres viga entre tanto escombro y que vas (vais) a salir de esta.
Resonar.

Me gustaría poder despedirme de todos los alguien  con un 'hasta siempre' cuando cierren la puerta saliendo de la habitación por sus propios pies, y no volver a verlos.
Nunca.
Eso significará que están curados.
Significará que ha merecido la pena.



miércoles, 6 de enero de 2016

Ya vienen los Reyes Magos

Ayer me fui a las 3.14. Cerré los ojos y me prometí soñar pero sólo porque venian los reyes.
Soy de las que siguen creyendo, en ellos, en la magia. ¿Quién puede conservar la ilusión si piensa lo contrario?
Ayer llegué tarde si, pero dejé los zapatos en la entrada, llenos de caramelos y con algo de leche y galletas. Deseando que la carta que tengo guardada me la trajeran desde el principio hasta el final. Sé que la leerán de todas formas: son magos, y encima vienen de oriente.
Ayer, de vuelta, me hicieron compañía el mar y las estrellas.
Alguien se había dado cuenta de que era la esperada víspera y apagó las farolas de las calles.
A oscuras el brillo del cielo podía verse mejor.
Seguro que lo hicieron para regalar algo más de fantasía a los que realmente creen que existe algo que pueda traernos regalos, por el mero hecho de recibir. Por ser buenos y por ser navidad.
Y subí a oscuras las escaleras. Me puse el pijama y mientras me estaba abandonando en un sueño profundo escuché unos pasos. Mi corazón se aceleró pero yo, cerré más fuerte los ojos, con choque de pestañas incluido, eran ellos.


sábado, 2 de enero de 2016

Bo Nadal

Aún nos siguen sorprendiendo las tradiciones y sus orígenes.
Los karaokes hasta tarde de los sábados de Navidad, tras las meriendas.
Las doce uvas y quién las cuente, que no falta a las 23:50 de la última noche del año.
La quedada de la última madrugada para ver las estrellas. Y pedir sin hacerlo del todo, otro deseo más a cualquiera que sea fugaz. Siempre el mismo, por si llegara a cumplirse.
Cenas copiosas, llenas de sonrisas. Personas que sólo ves en esas fechas tan señaladas y a las que preguntas a la vida cómo que no os junta más a menudo.
La elegancia del negro. El brillo de las lentejuelas. La colonia. Las yemas de los dedos frías, pasadas las doce, y todo por sostener ese brindis de champán.
Las medias rotas, los tacones en la mano.
Ellos de traje. Más maquillaje que de costumbre, y corbatas que terminan sobre la cabeza. Chaquetas que las abrigan a ellas, mientras ellos pasan frío en camisa.
Bailes. Lentos, rápidos, torpes, ensayados, improvisados, pero bailes.
Noches que acaban en desayunos. Churros, por supuesto. Y ver las primeras luces de la mañana.
Cafeterías que, a uno de enero, madrugan para que otros puedan irse a dormir antes. Cafeterías abarrotadas y chocolates calientes que auguran un buen comienzo.

Y lo mejor son las risas. Esas con tu gente, a los que coges de la mano, y de alguna forma sabes que no vas a perder . Los que te pellizcan el alma, los que se dejan la voz contigo en cada canción de ayer y a los que prometes avisar al llegar a casa.
Y cada comienzo de año, lo mismo.


Tres nocheviejas; con o sin (tigo)

                                                                     a M.
                       (Miley Cyrus, Liam Hemsworth - La última canción)


Anoche todas las canciones cobraron sentido.
Te vi.
En el fondo lo sabía
Sabía que aquel sería el día-o la noche- que volveríamos a coincidir.
En la misma vida pero distintos.
Y me vino Andrés a la cabeza: "te conozco de siempre y llegaste hace un rato."
Si te digo la verdad me daba miedo encontrarme contigo de frente.
Me sigo culpando por todo. No sabía que fueras a reaccionar asi. Tan bien. Eso significa que eres feliz, y me alegro, de corazón.
Con una sonrisa amarga.
Claro que te eché de menos.
Claro que me alegró verte, mucho. Aunque no supiera cómo decírtelo.
Claro que me tembló la voz cuando me preguntaste si todo iba bien, pero el volumen demasiado alto y las dos copas de más se pusieron de mi parte, y no te diste cuenta.
No te voy a mentir, ni a decirte que en todo este tiempo no te haya soñado despierta y dormida. No te voy a negar que te quiera, te dije que te querría siempre. Y eso son cosas que se saben.
Y aquí estoy, a primero de enero. Debatiendo con cabeza y corazón si decirte que te echaba de menos, que me alegré de verte, o si mirar la luna, irme a dormir y callar para siempre.

El sueño me pudo, y la luna no quiso susurrarme al oído.