jueves, 26 de noviembre de 2020

Balanza

Decidí perder la cuenta en el error veintisiete.
Perdí las ganas, el control.
Perdí los papeles.
Me perdí noches de las que no acaban
por ganar a manos llenas una única cosa:
tiempo.

Perdí la noción del mismo, el último tren.
Perdí hasta la carta en la que ponía cómo continuar
con este desastre de vida.

Me perdí aquel cine de verano y la fiesta del otoño siguiente.
Perdí tanto por el camino que, incluso la vergüenza
quiso perder las formas conmigo.

Pero gané.
Gané momentos, potencial y sueños.
Gané verte amanecer con aroma a salitre.
Gané domingos de no salir de entre las sábanas
porque faltaban horas de reloj que compartirte.

Gané seguridad, constancia y a confiar algo más en mi criterio.

Pero era algo que ya sabía cuando te elegí.

Contigo siempre gano.




















Tango

lunes, 9 de noviembre de 2020

Malacostumbrada

 La tenía malacostumbrada.

Le gustaba eso de desaparecer y no decirle ni cómo ni cuándo regresaría, tras un día de cariño infinito.

Dejaba pasar los días sin que llovieran las noticias.                                                                                      En el frente-solía decirse- no había tiempo para el amor y la guerra a la vez.

Pero luego, en sus horas bajas sus ojos eran enteros de ella. Le sonaba el eco de su risa en la cabeza desde algún verano perdido. Añoraba verla dormir y aún más sus abrazos inabarcables. No acababa de entender cómo una persona tan pequeña podía albergar algo tan inmenso en su interior.

No le había contado que se sujetaba el pecho al verla marchar cada septiembre. De modo que cuando le tocó huir a él se envolvió en el silencio y se abrazó a la nada.

Seguía escribiéndole cada madrugada. Tatuaba miles de misivas con sentimentalismos de los que luego se arrepentía. Cartas que terminaban en la hoguera y que volvía a escribir cuando sólo quedaban rescoldos.

Así ella aprendió a olvidar. A olvidar los abrazos, los veranos, las caricias. Aprendió a olvidar que sabía querer, y que era capaz de quererse.

Y él olvidó dejar de quererla.


Normal People- Paul Mescal, Daisy Edgar-Jones