domingo, 21 de agosto de 2016

Santiaguiño

Y hoy amaneció gris.
Con lo que a mi me gustan los domingos, y amanece como na terriña.
Y eso hace que la extrañe aún más de lo que imaginaba.

Hoy no quiso entrar el sol por mi ventana.
Hoy no quiso despertarme, y optó por dejarme dormir cinco minutos más.
Creo que quería que siguiera soñando.

Y el día comienza con morriña, sin que dure la fiebre de sábado noche un domingo por la mañana.

Confieso que cada verano que vivo, se supera aún más.  Que las emociones se tornan gigantes y no sé parar molinos. Que de locuras, tengo la cabeza llena.

Creo que es porque he aprendido a vivir intenso (la clave, de sol del sur)

Suena 'Hey Daydreamer' de Neil Heilstead y mi corazón quiere contarlo.
Contar los días que quedan hasta que llegue septiembre; los días, para volver a pisar norte.
Quiero contar(los) días que quedan para volver a ver llover.

Que no todo sea perseguir gotas de agua en el cristal de mi ventana. Que también nos de por amar la vida y hacer lo que nos dicte el corazón.

Que nos de otro año más, por vivir.
Y aprendamos a volar.
Que las luces del teatro sean las últimas en apagar nuestra función.
Y seamos de los que sigan mirando cada mañana las torres más altas de la catedral.

(Compostela)

Cierra los ojos

No sé- puede que a lo que realmente tenga miedo, es a enfrentarme al blanco,
al vacío inmenso que se me presenta delante cuando no encuentro respuestas a tanta pregunta.
A pensar.
Y mientras mis ánimos decaen al ritmo de melancolías de cantautores- lejos- hay una vida que se apaga. Que no va a volver a encenderse, pero que siempre brillará junto a la luna desde hoy.
Algo más cerca hay dos que se pelean, porque quieren. No se dan cuenta de que cada minuto que se pierde no se recupera jamás, y que la ley del corazón es la de dolerse.
Y su doctrina, el querer (mal o bien).
Y al otro lado del mundo, se agarran al último aliento.
En Rio de Janeiro muchos rozan el oro, otros resoplan, para llegar a un último esfuerzo, a una meta impuesta o soñada. Y  están los últimos: los que lo consiguen, los que a base de esfuerzo  y trabajo obtienen algo por lo que ser reconocidos.
Otros, lo ven todo desde fuera. Desde la felicidad ficticia de lo compartido, desde no saber si existirá un mañana.

Estamos en el verano de dos mil dieciseis, según los expertos, uno de los más calurosos desde hace cientos de años. Pero hay quiénes siguen teniendo frío.
Que dicen que durante el verano, los polos se derriten, pero los nuestros hace tiempo que dejamos de disfrutarlos como simples helados.
Que tenemos en nuestras manos, las llaves del universo.

Sigo teniendo miedo. Mucho. Porque soy consciente que hemos entrado a jugar con la vida al escondite.
Y en ello, ella siempre fue la experta.
Que no gana quien pierde, gana al último al que se encuentra.

(Amanece en Conil de la Frontera)

Cuánto dura un recuerdo

Aparecerte.
De la nada, siendo todo.
Aparecer para cortar respiraciones, disminuir distancias y reavivar recuerdos.
Olvidar olvidos; hacer como si no existieran, solo durante las milésimas de segundo que dura un saludo.
Despedirte, despedirnos.
Pero no volver la vista atrás.
Aunque duela,
Aunque el corazón grite, y el alma arañe.
No volver aunque el que me lo pida seas tú, ni mirándome a los ojos.
Aparecerte en sueños, en ilusiones, en salidas del sol a rastras, cada mañana por la ventana de mi habitación.
Pero no, esto no siempre será sur.
Allá por casa, sigue lloviendo.
Y tú no vuelves.
Y yo no miro atrás.

























Rincones de Málaga

lunes, 1 de agosto de 2016

Segunda estrella a la derecha.

¿Crees que para mi ha sido fácil? Respóndeme.
Tan sólo quería hablar contigo. Mirándote a los ojos. Sin pantallas de por medio, ni malditas distancias.

¿Crees que no han sangrado las heridas contra todo pronóstico?¿que no duele?
Quema.

Lo difícil de sentirse perdida un único instante de tu tiempo, de sentirte lejos, es que eso puede disparar el ritmo de las vidas de los que te rodean.
Corren el riesgo de querer romper con todo, y con nada.
Querer seguir siendo y dejar de ser. Seguir queriendo y querer odiarlo.
Corren el riesgo de querer evitar el dolor.

Sentirte perdida lo único que me provocó fue un periodo frenético de vida intensa, sin frenos, para evitar pensar en ti.
Lo reconozco: lo he evitado;
te he evitado.
Pero no conscientemente. Sólo me salió así.
Me salió a flote el frío invierno, y me agarré a sus copos nevados en pleno verano.

Nunca te fuiste, y si te soy sincera, tampoco creo que vayas a hacerlo.

Desde que te conocí, desde aquella tarde de octubre, en que compartimos cuatro risas viendo un partido de fútbol, supe que ibas a quedarte.
No me arruines esa sabiduría, ni nos des por vencidas, por favor.

No necesito más 'lo siento', más palabras cariñosas- las palabras son sólo eso.
Sólo necesito que no te vayas, que te quedes conmigo.

Y a lo mejor me has echado de menos, pero lo mío fue el doble.
Que no quiero que una persona que solo me había regalado momentos maravillosos, se esfume así. Poco a poco- diciéndonos hoy tres, mañana dos (palabras).

Si vas a salir -si quieres hacerlo-, que sea por la puerta grande.

Tu juegas a extrañar con Ed.. Pero yo no quiero llorar más, así que lo intento con Dani Martín.
Aunque en realidad, valdría cualquiera. Los hemos compartido todos. A cualquier hora del día.

T e   e s p e r o.