miércoles, 8 de diciembre de 2021

Latir a la inversa

No me llames para decirme que ya me lo dijiste. Ni que me necesitas. 
Tampoco para contarme que estás con ella, a pesar de todo. Que te hace feliz y ni siquiera sabes el modo. 

Porque fui yo la que te animó a jugar tus cartas.
La idiota que se dedica a ahondar en su propia herida, te saluda.
Era consciente de que conseguirías todo lo que te propusieras y te di el último empujón para que comenzaras a batir las alas.

Y volaste.
Alto, raudo y firme. 
Te agarraste al viento y lo surcaste con lo bravo de las olas del sur cuando comienza un temporal.

Me hiciste reina de mis convicciones.
No permití que vieras el temblor de mis rodillas o que te dieras cuenta de que era a mi a la que arañabas el corazón.
No supe deshacerme sobre mi constante mar de lágrimas y quizá aquel fue mi último problema. Porque después, se sucedieron una a una todas las soluciones.

Y tengo miedo.
Temo volver a caer en la misma trampa; en la broma de siempre.
Me atemoriza el tropiezo con la piedra intrusa y el callejón sin más salida que su entrada.

Porque cuando me quise dar cuenta ya era tarde. Cuando caí en cómo estaba virando el viento, tu risa resonaba dentro de mi cabeza. Y el brillo de mis ojos era capaz de todo menos de perderse.

Estoy capeando la inseguridad. Las ganas de contarte lo bonito de un beso y cuánto necesito que te des la vuelta y te pares a mirarme.
Tengo ganas de no saber medir cuánto me faltas y de no saber precisar desde cuándo no me permito llamar a las mariposas por su maldito nombre.

Lo siento si llegué tarde, o si alguna vez llegué.
Pero necesitaba contarte que viniste para quedarte. 

Perdona por latir a la inversa.
Surcando el cielo,  octubre 2021

jueves, 14 de octubre de 2021

Noches de octubre

Atardece, aún octubre - Cáceres

La madrugada me pide un abrazo con tu perfume.


La dejo fuera de mi alcance sobre la repisa de la cocina para que cada vez que me inste a recorrerte las ideas deba encaramarme y trepar alto hasta mis sueños.

Para dejarme la piel en cada titubeo, para no sentirte casa siendo tú tanto del viento.


Has vuelto a remendarme las heridas y ya no sé si hacerle caso a esa melodía tonta que pone bajo mínimos todas mis guardias.

Las horas bajas han comenzado a crecer y el mar no se atisba ni desde el rincón más alto de nuestra calma.

Lo que si puedo contemplar es una vida repleta a ratos de momentos mejores, de ladrones de guante blanco que hallaron su tesoro y de noches cargadas de estrellas-eternas-sin fuga.


Digo tu nombre tres veces antes de dormir porque así vuelves a rodear todas las cinturas que se te ocurren sobre nómina geografía.


Despertar contigo no deja de ser otra de las aventuras a las que prometí apuntarme el día en que nos conocimos.



 

miércoles, 7 de julio de 2021

Epitafio de nosotros

 Llevaba mucho sin pensarte.

Me suele pasar.

Me dedico a capear la incertidumbre, las pocas ganas de volver a encontrarnos y los ¡cuánto tiempo! yermos y carentes de sentido a estas alturas.

Y vuelves a aparecer. No te sé decir si tus apariciones siguen un patrón reglado o son meramente fortuitas pero sí, que todas las veces que vuelves a mi me desordenas la vida.

Voy a robarle los versos a Escandar siempre vuelves en "formato recuerdo". Siempre como antes, como un eterno tú por el que no pasan los años. Con la misma voz, e idéntica mirada pero con mucha más vidas dentro de tu mochila.

El problema es que los años si que han pasado. Y el tiempo, y las ganas. Nos ha pasado hasta la vida.

Apareces y te das de bruces contra mis pestañas. Vuelves a sonar la canción que te recordaba a mi, y mi mente agoniza pidiéndole al cuerpo que cambie la emisora, apague la radio o silencie la minicadena.

También regresan tus no pegamos ni con cola y mis pero yo traje superglue que te gustaban tanto. Y tu daño en la rutina.

Y yo, que ya no miro nunca atrás, estoy cansada de seguir nadando en un recuerdo que no va a devolverme el tiempo que no compartimos.


Bolonia, julio 2021


miércoles, 9 de junio de 2021

Historia

 Escribo para contar que no me considero rara y que el propio concepto normal está sustentado sobre una serie de acepciones que a día de hoy pueden parecer obsoletas y manidas.

Puede que la palabra que estaba buscando no fuera rara, sino más bien incomprendida. Pero quién no se ha sentido fuera de lugar alguna vez. A quién no le han faltado las palabras, o no ha sabido cómo expresar el barullo que le atormentaba dentro.

Escribo para contar que eso del amor tiene mil caras y no siempre son de la misma moneda.

Porque somos seres racionales, capaces de elegir en muchos ámbitos, pero a la hora de sentir no sabemos frenar los sentimientos o las sensaciones.

Que a una le encanta vivir enamorada, idealizarlo todo e imprimir todas las idas y venidas sobre la piel y agarrarse a un todo o nada que derrumba a su paso aquellas certezas que creamos tener.

Pero las personas terminan pasando- como el tiempo y como la vida. Terminan pasando por encima de nuestro criterio, sobre las verdades, a través de los intentos de fuga de nuestra desordenada cabeza.

Después de vomitar el sinsentido anterior solo puedo reconocer que mi mayor logro fue conseguir quererme a mi misma, aceptarme y aprender a nadar en mi elemento.

Quererme mucho, y hacerlo bien.

Lo demás es historia de todos. Historia que nace con principio y de final incierto; historia que vamos escribiendo a fuego, sudor y sangre.

Historia que, cómo la vida, terminará pasando aunque quede escrita.


Cabo Ortegal

viernes, 30 de abril de 2021

Abriles cerca

Bájale el volumen a las calles. Apaga todos los semáforos a golpe de pestañeo, que tienes el poder y la magia de pocos.

Pero no corras las cortinas. Ni me descubras la vergüenza de mis esquinas.

Y luego sube el (volumen) de los versos, pronuncia una a una cada lágrima que te corroe hasta que dejen de sangrar las heridas. O hasta que nos reine el silencio.

Porque después de las tempestades, y de que el todo mal lo cubra todo, viene el anhelo de la mano de la esperanza.

Y somos conscientes de que llegamos a ver por nosotros mismos la inmensidad de cualquiera de los océanos- pero es el pacífico el que termina alzándose victorioso.

Cada cual siempre acaba encontrando su salida de emergencia. El bote que le salva la vida a trompicones y la forma de escapar del miedo al miedo.

A mi me cura la poesía. Y todas las veces que tú si, pero yo también.

Por eso no quiero que dejes de serlo;

 tú, de ninguna de las formas y maneras- o de todas.

Por eso me pesan los abriles y los festivos. Porque que te vistas de primavera a mi me sabe a necesidad, pero luego las olas del verano derriban todos mis castillos en el aire y me dejan desnuda de silencios, con todo por contar y con muchas de mis dudas no resueltas impresas sobre los lunares.

Porque el sol quema más en primavera. Y sentir que te falta el aliento es una de las forma de estar viviendo en gerundio.



martes, 13 de abril de 2021

Alma gris, cabeza fría

Un vuelo de vuelta.
Y tantas cosas aún por decir.

Ignorabas qué broma te trajo de vuelta,
no sabía si pasarte a buscar o encerrarme
en tu habitación cogiendo prestada la pena.

Tengo la sensación de ir siempre un paso
por detrás del mundo y,
mira que te esforzaste por enseñarme a volar.

Hoy hablábamos del querer,
como concepto.
Y olvidamos querernos a nosotros mismos.

"Querer es quedarte aún más en los peores momentos." Decías.

Luego alumbramos la conclusión:
El amor, elevándolo a la condición de fruta,
madura con el tiempo.

Dicen que mejora como el buen vino,
que se hace profundo y se acomoda en tu sofá.
Tiene punto álgido y sabor dulce pero acaba reducido a cenizas.

Y después de la madrugada,
has adherido tu vida a la desidia.

Decidiste que decir adiós al fuego es la mayor de las aventuras.
Yo me trago eso de que el miedo ha podido contigo.

Pero no te engañes,
fue tu cabeza la que hizo el resto.





Feedback

El otro día me comentaste algo sobre conocer a la otra persona, sobre la confianza.

Ahí van unas cuantas cosas con las que aprenderás a saberme de memoria.

Soy de las que tiene las señales como divinidad y se traga eso de que los cuentos pueden hacerse realidad. Siempre que descubro un grupo de música bueno, se ha disuelto y me quedo con las ganas de verlos desgañitarse en directo ante cientos de ojos vidriosos.

Me oriento peor que una brújula sin polos cuando estoy sola pero he aprendido a desenvolverme si siento la respiración de alguien a mi lado.

Soy algo impaciente y puedo devorar comida fría por pereza o darle la vuelta a la tortilla antes de que se termine de hacer pero desarrollé una templanza superlativa para todo lo que me importa.

Creo en la tristeza como sentimiento necesario, para limpiar el exceso de júbilo y la exaltación de la amistad. No me toques en los días tristes, limítate a surcarlos conmigo y deja que se escuchen mis canciones cortavenas por toda la casa.

He construido mi vida con una fachada científica, con la que espero poder salvar vidas. Todo vocación. Sin embargo, también creo en el poder de las personas y en medir cuánto pesa cada alma sobre la nuestra.

Me encanta ver amanecer, y los domingos.

No me pares los pies aunque pueda darte vergüenza lo que estoy a punto de hacer.

Adoro descubrir mundo y compartir risas.

Y me declaro hincha de los abrazos para los reencuentros y de los besos de despedida.

Por si al final te pica la curiosidad

y decides quedarte.

Por si se te olvida dejarme con las ganas.


Compostela


Mi isla

Fíjate si te digo que andar conmigo es pasar en el vagón de la rusa veintitrés de veinticuatro. Y tampoco puedo prometerte seguir existiendo en consonancia con lo que me haces sentir. Porque no conozco ni la mitad de lo que sientes hacia ti mismo.

Es ahora cuando entiendo a Nietzsche con su duda constante y su negación fehaciente. Que lo que hoy me saca sonrisas, mañana dolerá- y viceversa.

He prometido a un risueño Lucifer ser tenaz, y seguir siempre adelante; intentándolo- por muchas veces que mi cabeza se haya visto seducida con la idea de naufragar.

Es inútil atenerse al parlamento. Y más, cuando todo el ron ardió sobre la isla de Tortuga.

Ahora, lo de basar deseos en madrugadas interminables, es un plan vintage de otra era.

Hace algún tiempo que no terminamos de conocer a nadie a fondo, porque es mucho más fácil seguir flotando sobre la superficie que vivir con el miedo a quedarnos sin aliento en las profundidades.

Pero entonces- lanzo pregunta al aire- ¿qué hacemos los que todavía despejamos dudas existenciales? Los que nos agarramos al quizás de manera inconsciente y evitamos toda forma de vida que quiera alejarnos de cumplir un sueño.

Desconozco si es una forma madura de afrontar la vida, o si por el contrario, no es más que otra defensa pueril que puede achacarse a traumas del pasado.

Vivimos con miedo a quemarnos, a sufrir y a morir. Y en mi opinión, los que discrepan y tienen esta máxima bajo mínimos, es porque no se lo han planteado nunca. 

Me encuentro en una de esas islas de las que suele hablar Albert.

Queriendo aspirar cada color de los que pinta el amanecer, grabando las tempestades en mis retinas pero no consigo elucubrar qué diantre hacer con la maldita calma que acontece después.


Cefalú, Sicilia 



martes, 16 de marzo de 2021

Continuum

 Si tengo que elegir entre uno de los dos momentos vitales que nos acontecen no sabría por cual decantarme.

A ratos diría que prefiero vivir en diástole. Por la paz que esto genera, por el aliento.

Diría que diástole por la calma, por el calor de los abrazos y la ternura de un llámame cuando despiertes.

Creo que no es casualidad que nuestras vidas se compongan de mitades de un todo. Tampoco lo es que seamos un desorden centesimal dentro del caos ordenado del universo.

Vuelve a pasarme, vuelvo a divagar y a ponerme metafísica- incluso con el domingo a las espaldas. Pero qué le hago si me deja anonadada lo simples y complejos que llegamos a ser los humanos de una sola vez. 

Antes he dicho que vivir en diástole sería la paz. Podríamos asemejarlo a llegar al culmen del éxtasis y conectar tu yo con lo que quiera que nos esté sobrevolando fuera del mundo de las ideas.

Pero también pienso que la sístole es necesaria para que lo anterior termine de estallar ante nuestros ojos. Para llegar a la meta vital.

Necesitamos antes del nervio, de las ganas, del sudor; y por qué no, de las malditas lágrimas. Y esforzarnos por conseguir algo por nosotros mismos para sentirnos un poco menos esclavos del tiempo.   Y dejar escapar los gritos cuando vibramos de euforia.

Somos conscientes del placer que nos provoca la risa compartida. Por eso no sería capaz de quedarme a vivir en un solo momento por separado.

Sístole no es nada sin diástole; ni diástole sin sístole.

Por lo que déjenme seguir latiendo así.

Déjenme reir, llorar, enamorarme.

Déjenme que se me erice el vello de la nuca de la emoción. Déjenme caer, equivocarme y agarrarme a todos los clavos ardiendo que encuentro por el camino.

Déjenme saber que duele, que es cierto eso de que si escuece es que está curandoque lo estoy aprendiendo a base de golpes.

Pero después, cuando pase la tormenta, ni se atrevan a taparme el sol.

Permítanme respirar profundo y remar a favor de mis pensamientos.

Permítanme un último amanecer, sonriéndole a la luna.

Y que Fercán siga remendando las heridas de los martes.





martes, 9 de febrero de 2021

Autoterapia

Necesito vomitarlo todo y qué mejor lugar que este para llevar a cabo tan revitalizadora tarea.

No sé si esto tiene que ver con que hace días que no derramo negro sobre el papel y lo malo se queda enquistado dentro.


Queda muy poco, Carolina.

Intenta, culmina, continúa con el camino que te ha llevado hasta aquí; piensa con claridad que todo llega y todo pasa.

Agárrate al tópico de ‘solo es un mal día, no es una mala vida’

abróchate las alas y vuela porque puede que al principio te cueste comenzar a batirlas pero después, querida, la imbatible serás tú misma y tu tesón y tu trabajo y todos los no que capeaste hasta vislumbrar el si.

Serán las ganas que siempre tienes pero que ahora yacen algo aturdidas entre la autocompasión y el miedo.


¿Por qué tienes miedo? ¿por qué dejas que te bloquee?

Levanta la cabeza, niña, y mira hacia atrás.

Solemos decir que lo importante es continuar hacia delante pero si dejas de ver el camino por un instante deja que llueva, espera a que amaine mientras redescubres que es ese el camino que querías y que lo continúas porque estás segura de ello.

Agarra del pelo con fuerza a esa flaqueza que amenaza con poner tu mundo patas arriba. Amenázale también con contar todo lo que sabes de ella si no desaparece de tu vista; que no va a poder contigo, que no le tienes miedo al menos no uno equiparable a la envergadura tus demonios.


Quiero vomitar los miedos en negro sobre ese blanco marfil que me traslada mi limbo existencial.

Estos días más que nunca me he sentido encerrada en mi misma y no sabía cómo gestionar las ansias de vida.

Las mismas que consiguen un acelerón de corazón, ansiedad y un océano de lágrimas.

Porque luego, están las veces en las que los días salen para zurdos- que yo soy zurda todos los días.

Quizá, como dice P., solo necesitaba un abrazo que me sacara del gris o un todo va a salir bien que no viniera de mi cabeza.


De cualquier manera, me encuentro lidiando con lo oscuro del color y la explosión de los sentidos.

Y bailo, así me siento mejor.

Infinitamente .

(María Pedraza)