viernes, 30 de abril de 2021

Abriles cerca

Bájale el volumen a las calles. Apaga todos los semáforos a golpe de pestañeo, que tienes el poder y la magia de pocos.

Pero no corras las cortinas. Ni me descubras la vergüenza de mis esquinas.

Y luego sube el (volumen) de los versos, pronuncia una a una cada lágrima que te corroe hasta que dejen de sangrar las heridas. O hasta que nos reine el silencio.

Porque después de las tempestades, y de que el todo mal lo cubra todo, viene el anhelo de la mano de la esperanza.

Y somos conscientes de que llegamos a ver por nosotros mismos la inmensidad de cualquiera de los océanos- pero es el pacífico el que termina alzándose victorioso.

Cada cual siempre acaba encontrando su salida de emergencia. El bote que le salva la vida a trompicones y la forma de escapar del miedo al miedo.

A mi me cura la poesía. Y todas las veces que tú si, pero yo también.

Por eso no quiero que dejes de serlo;

 tú, de ninguna de las formas y maneras- o de todas.

Por eso me pesan los abriles y los festivos. Porque que te vistas de primavera a mi me sabe a necesidad, pero luego las olas del verano derriban todos mis castillos en el aire y me dejan desnuda de silencios, con todo por contar y con muchas de mis dudas no resueltas impresas sobre los lunares.

Porque el sol quema más en primavera. Y sentir que te falta el aliento es una de las forma de estar viviendo en gerundio.



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