miércoles, 27 de mayo de 2020

Polvo obtuso

(The girl from The song)

Que me pregunte por qué miles de noches no viene al cuento.
Pero creo que nunca antes quise darme una respuesta sincera.

Tal vez tenía miedo de lo contundente que presentía la respuesta, quizá era el pellizco de madurez que me faltaba o la falta de atrevimiento. Lo cierto es que si.
Eras todo lo que (me) quedaba y el cúmulo de nubes grises hizo el resto.
Nubes grises en mi cabeza, grietas que le gritaban a mi corazón y porqués que pedían explicaciones demasiado pronto hasta para mi.
Y yo quise volar muy rápido, sin tan siquiera saber cómo batir primero las alas.

Es cierto que me tenía poca confianza y aquel miedo intruso fue carcomiendo todos mis sentimientos hasta reducirlos a un polvo obtuso sobre el aparador que sujetaba nuestra foto.
Tuve miedo a sentir de más y a querer saber, tuve miedo a que las verdades doliesen en exceso y no hubiera marcha atrás.

Pero creo que he superado los miedos de los que te hablo a base de enmiendas, golpes y ganas.
Porque ahora veo tu sonrisa en los ojos de ella y no puedo evitar preguntarme qué fue lo que hice mal y por qué no fui capaz de quererte cómo te merecías.

Pero me encanta verte feliz.

Cuando aún escribías

Hace tiempo que no escribes pero yo te sigo leyendo.
Sigo leyéndote en versos de nadie, en todos los prólogos que tienen por antesala tus locuras.
Sigo leyendo cada carcajada hecha pedazos y todas las veces en que la tristeza llama a tu puerta y tú le abres con tu cara de domingo.
No, que no hace falta que prometas imposibles adornados con tus rimas asonantes ni que intentes descubrir con cuatro frases bien escritas el universo.
No hace falta que pintes con sentimiento desbordante tu propio mundo paralelo, ajeno a que duele y a que te pienso.

Hace tiempo que no escribes y me he propuesto recordarte todo lo bueno que puede regalarte un beso.
Si lo escribes con vocales infinitas puede sostenerte de la más estrepitosa de las caídas y desenterrarte del fango entre el que crees dar bocanadas suicidas.
Un buen beso es aquel capaz de envolver tus heridas y sacar brillo a corazón y alma.
Puede que también te deje tocado, y que hurgue en toda la flota hundida a tus alrededor.
Puede que también te deje taciturno. Y que pienses en cómo sobrevivir siendo tú en tu versión mejorada: La que da los buenos días sin cerveza.

Quería recordarte así, cuando aún escribías y robabas besos.
Cuando hacías lo primero por placer, por verme reír a kilómetros y sentirme algo más cerca. Por mandar al infierno toda forma de cielo cruel y embelesada que no te dejase respirarme.
Por desangrarte de manera ordenada y catártica cada vez que llorabas tinta.
Lo segundo porque decías que ese beso era lo único que eras capaz de robar sin levantar sospechas; después de dejar mi corazón reposando sobre la almohada.
Porque un beso estaba exento de precio-te burlabas- y podías regalarlo sin temor a que estallase otra batalla a guerra ganada.

(Redford y Streisand- The way we were 1973)