lunes, 9 de noviembre de 2020

Malacostumbrada

 La tenía malacostumbrada.

Le gustaba eso de desaparecer y no decirle ni cómo ni cuándo regresaría, tras un día de cariño infinito.

Dejaba pasar los días sin que llovieran las noticias.                                                                                      En el frente-solía decirse- no había tiempo para el amor y la guerra a la vez.

Pero luego, en sus horas bajas sus ojos eran enteros de ella. Le sonaba el eco de su risa en la cabeza desde algún verano perdido. Añoraba verla dormir y aún más sus abrazos inabarcables. No acababa de entender cómo una persona tan pequeña podía albergar algo tan inmenso en su interior.

No le había contado que se sujetaba el pecho al verla marchar cada septiembre. De modo que cuando le tocó huir a él se envolvió en el silencio y se abrazó a la nada.

Seguía escribiéndole cada madrugada. Tatuaba miles de misivas con sentimentalismos de los que luego se arrepentía. Cartas que terminaban en la hoguera y que volvía a escribir cuando sólo quedaban rescoldos.

Así ella aprendió a olvidar. A olvidar los abrazos, los veranos, las caricias. Aprendió a olvidar que sabía querer, y que era capaz de quererse.

Y él olvidó dejar de quererla.


Normal People- Paul Mescal, Daisy Edgar-Jones


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