lunes, 19 de octubre de 2015

¿Quién llamó primero?

Y las calles de San Diego nos miran curiosas, piensan que qué pareja más extraña y extravagante recorriendo bajo sus huellas las calles de la ciudad.

Nos miran y saben que nunca verán dos sonrisas más sinceras en ningún aeropuerto del mundo.
Que las despedidas y los reencuentros son  dos de esos pequeños detalles de la vida que hay que aprovechar.
Que disfrutar. que hoy estamos aquí, y mañana...
mañana ni Dios dirá...

Y que cuando tu saltas, aunque tenga miedo, salto yo. Porque sí, porque contigo me siento valiente, porque con tus sentimientos, respiro, cada nuevo amanecer.
Vivo bebiendo vientos del oeste, inhalando otoños del sur, con Boston a nuestros pies.

Hace tiempo que pasamos a ser nocturnos, como los de Chopin pero sin tantas teclas de piano entorpeciendo, y con más surcos bajo los ojos.
Hace tiempo que nuestros aviones suprimieron los embarques programados.

Que cuando me persigues y me dices que me prefieres sin maquillaje yo te prometo no salir corriendo.
Que soñamos con recorrernos la ruta 66 o cogernos en el último de los vuelos a Ámsterdam.
Yo solo sé hacerlo si es contigo.

Que ahora vivimos en la misma ciudad, y el ecuador nos queda lejos.
Que ni nos conocemos y ya te echo de menos.

Puede que nos miremos y suceda todo.
Que te enamores de mi, como cuando decidiste que ella sería tu princesa y salió rana.
Puede que seamos de una noche, o de media vida.

El caso es que quiero intentarlo.
Saber que muero matando.

(Dan Layus- Augustana)

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