domingo, 11 de octubre de 2015

La loca por los domingos

Me siento afortunada por robar tantos instantes con un solo click.
Los almaceno, superando a Diógenes, en el centro de mi memoria, justo en el centro.
Es cierto que son vividos por infinidad de personas, pero son míos
-mis instantes.
Con ellos voy formando retales de un carnaval que aún no he vivido ese febrero,
otras tantas tardes de marzo, con regalos por abrir; y muchos inviernos de reencuentros.
Y los que nos quedan.
Me encanta coincidir en la vida con ellos, y que nuestros caminos, se crucen, se mezclen, se trencen.
Que formen una única forma de vida, y que en ella las risas estén aseguradas.

Estamos llegando a un punto en el que los minutos se pierden sin pensar.
Seamos claros, si vamos a perder minutos, que sean de manera consciente, "sin darnos cuenta".
Que si los perdemos, consigamos ganar otras cosas para que así la balanza del mundo quede equilibrada.

Me confieso soñadora, un paso atrás de todos mis buenos momentos. Me gusta verlos de lejos, aunque me pellizquen el corazón.
Y sentir que formo parte de algo.
Me gustan los recuerdos, y que se te queden en los bolsillos de cada abrigo.
Es una forma bonita de recordar,
sacando cada invierno del armario infinitos recuerdos de momentos inmejorables.

Puede que sea que es domingo, y mi cabeza da más vueltas de la cuenta.
O que la nostalgia nunca- y reitero ese NUNCA- se cansa de llamar a mi puerta.
Pero sigo pensando que el sentido de la vida no se ha perdido del todo, y el romanticismo tampoco.
Que hay muchos como yo, que preferimos lo analógico.
Que nos decantamos por una sonrisa, a cualquier hora del día,
o por un abrazo infinito.
Por uno de esos que se deshacen en restos que terminan cayendo en los bolsillos de tu abrigo.


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