lunes, 6 de abril de 2015

Aviones de papel

Mil y pico kilómetros por el aire. Tarde de abril, y el sol se esconde entre tanta nube de algodón. Hoy decidió no salir.
Abril de despedidas, abril de abrazos y de amor. Abril de Primaveras. Cruces de fronteras en vuelo. Demasiado alto para que mis pies toquen el suelo. Miles de vidas conectadas por unos pocos metros cuadrados con millones de historias, motivos y porqués diferentes.
Morriña galega llaman a eso de derramar lágrimas por las mejillas cuando quieres volver sin regresar, paradojas de la vida.
Cielo de abril bañado en infinitos colores, música en mis oídos. Me apetecía escuchar algo de los míos. Gracias Funambulista, acorde más de la banda sonora de mi vida.
Puede que sea porque no salgo de mi tierra, pero hoy, de una punta a otra, de sur a norte para llevar la contraria, me siento más yo. Bendito domingo de los de siempre.
Demasiada tierra de por medio. Nubes y más nubes de algodón.
A lo lejos, no tanto, Lorenzo amenaza con irse pronto a dormir, mañana madruga, conmigo.
Desde aquí arriba me siento inmensamente insignificante y a la vez tan reina de corazones, reina del mundo.
Sobre mi, solo llegan los años luz tardíos de una estrella. Me saludan. Hola, abuelos: os quiero.

Domingo. Cinco de abril. El sol se va, cerca de las nueve.



(Málaga-SDC)

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