domingo, 28 de julio de 2013

si te pasara algo, no me lo perdonaría


Por un momento se olvidaron del mundo, solo estaban ellos. Ellos abrazados, ellos respirando, ellos queriéndose; y el mar. Parecía mentira pero aunque la experiencia no les acompañaba, tenían la certeza del más sabio, el cariño más inocente y la vida mejor aprovechada que jamás nadie hubo soñado.
Dejaron atrás todo.
Se conformaban con mirarse cada mañana al despertar a los ojos. Los de ella intensamente azules, los de él, profindamente marrones.
Ella no recordaba la última vez que se había puesto un vestido, no se acordaba de cuantas fueron las velas que sopló durante su último cumpleaños junto a su familia.
Él no recordaba cuantos tebeos reposaban en su adusta biblioteca, no recordaba la última vez que había visitado la tumba de su madre, aunque si que la tenía muy presente.
Cada noche miraban al cielo, esperando una respuesta, un plan pero, este nunca llegaba.
Ellos solo recordaban aquel camino imposible, el que les llevaba al lago azul, el lago de las sorpresas, de los secretos.
Recordaban vagamente días anteriores como una vida pasada, una lancha, una fiesta que los condujo a los dos al mar, la borda de aquel barco y tantos que dejaron atrás que siempre estarían ahí.

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