domingo, 6 de septiembre de 2015

Límite de la memoria

Dame toda tu belleza.
Toda la belleza que es capaz de mentir un cuerpo.
Esa, y la que esconde el alma.
Guárdame todas las noches recorriendo tu espalda mientras las yemas de tus dedos mimaban mi cabeza.
Recopila las marcas de mis labios para cuando la tierra decida estar de por medio.
En noventa días hemos cambiado.
Hemos cambiado llorar por reír.
Repíteme tus abrazos, por favor, no estaba muy cuerda cuando me los diste.
Escucha lo rápido que van tus latidos cuando se chocan con los míos.
Observa como tu mano descansa en paz sobre mi cintura.
Que no se nos acabe el verano.
Escapémonos entre nuestros suspiros, los de antiguos buenos días y mejores madrugadas.
Como cuando aún susurrabas desesperado,
como cuando me recordabas que me querías.
Y ya.
Ya no nos quedan días, tan solo horas.
Nos restan muchas cruces de calendarios,
muchos recuerdos revividos.
Nos soportamos ya muchas manías como para no llegar al final sin reírnos a media vida.
Bajito.
Como tú y como yo.
Como solo nosotros sabemos
hacerlo.



No hay comentarios: