viernes, 4 de septiembre de 2015

Abuelo

Hace unos días estuve mirando al mar, con ella. Con el amor de tu vida.
Te la dejaste aquí, en tierra y tú aprendiste a usar las alas.

Ella continúa luchando, por todos nosotros.

Estuvimos conversando sobre los sueños, sobre ti.
¿Creías que te olvidaría?
¿Creías que alguien que da tanto sin esperar nada a cambio se va por las buenas de una mente
de repente?
Ni en mil vidas que viviera podría hacerlo.

Desde aquel piso 13, en un rincón del universo, me sentí minúscula.
Pensé en lo insignificante que es el ser humano, en la de batallas que hemos librado quedando en cadenas.
Pensé en mamá.
Creo que aunque no lo diga, es la que más te ha necesitado desde que faltas. Sé que debería quererla mejor, no mejor, pero si demostrárselo más. Es la persona más importante de mi vida, aunque ella piense lo contrario. No sabe cuanto.

También te eché de menos, no voy a negarlo.
Pero cada vez que adivino en mi pecho el latido de mi corazón, te siento conmigo.



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