jueves, 30 de enero de 2014

Recuerdo pasajero

Y despacio te preguntas si puedes caer otra vez, caer de hacerte rasguños en las rodillas, caer de sentir el dolor y caer de nuevo.
Si, si que puedes. Hay días en los que todas y cada una de tus conexiones neuronales tienen ganas de reír, de pasarlo bien, ni se te ocurra atarlas, déjalas libres. Deja que vaguen entre las inmensidades de tu cerebro y deja que aprendan a perderse.
Hay otros días en los que esas conexiones no existen, sólo hay oscuridad. Eso y vacío.

Entonces recuerdas vuestros momentos, siempre, son tan vuestros. Recuerdas cómo te daba por acariciarle el pelo siempre que lo veías despertar y él te respondía con un beso. Recuerdas aquel regalo, que a día de hoy aún lleva en su muñeca. Aunque haya pasado el tiempo y se lo haya llevado todo. Él te necesitaba pero no supo decírtelo.
Ahora hay otra ella. Una que le llena de sonrisas las mañanas y él quiere creer que es feliz pero, entonces....¿por qué eres tú la primera que aparece en su cabeza cuando abre los ojos cada mañana? ¿Por qué no se acuerda de los sueños y si de las pesadillas? ¿Por qué susurra tu nombre con los ojos cerrados?
Aún os veis, en cada canción, en cada abrazo, vis a vis. Se te iluminan los ojos cuando lo ves por las escaleras, él saca de paseo su mejor sonrisa.
¿Lo mejor? Aún te abraza como antes.


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