jueves, 2 de julio de 2015

Tú sabrás..




        a M.

¿Y ahora qué?

Ahora que todo se ha acabado,
Que ni vienes ni voy.
Ahora que no seremos todo lo que podríamos haber sido, que las brújulas no buscan sonrisas perdidas y nos olvidamos de amar nuestro caos en el mundo azul.
Se me ha olvidado querer a alguien que no fueras tú.
Los recuerdos pretenden derribar todo muro que intente inútilmente construir con mis propias manos.
Ahora entiendo las historias que hay detrás de las canciones. Todas. Porque es verdad que te me apareces a traición en cada estrofa y cierro los ojos en todos los estribillos para que te vayas de mi cabeza.
¿Qué es lo que puedo hacer ahora?
Si mi rutina preferida ha desaparecido, y se gastó eso de echarse de menos.
Qué podía haber hecho si hacía tiempo que te sentía lejos, que habíamos llegado a una bifurcación que se empeñaba en conducirnos por caminos separados.
Irónico eso de que sigas ahora, más que nunca en mis desvelos de verano.
Odio las tecnologías. En serio. 
Odiaba que nuestros te quiero fueran a través de una inerte pantalla, que no pudiéramos pasear hasta el fin del mundo cogidos de la mano. Al fin del mundo o a la vuelta de la esquina.
Odiaba que si decíamos blanco, la vida se empeñaba en vernos en negro. Odiaba esa angustia de no saber, de confiar a mil kilómetros y de sentirme extraña sin ti.
Terminé odiándolo todo. Tanto que decidí que aquel roto no tenía solución.
Sin pensar que los rotos se cosen, no se reemplazan, ni se desprecian.

Odio no haber podido despedirme de ti, de nosotros, como merecíamos.

El sol se va otra vez, y la vida me pasa entre suspiros. No sé qué hacer para sacarte de mi cabeza. No sé si estarás bien y no pregunto,
no tengo derecho a saberlo. No lo merezco. Ya no.
Solo espero que no pienses que no te he querido. Quien diga lo contrario miente. Te quise con cada rincón de mi cabeza y de mi corazón.

Espero que la encuentres. A ella.
A una que te quiera la mitad de lo que yo lo hice. Y que seas feliz. Que te haga feliz, y que te exprima las ganas de vivir cada día como si fuera el último.

No voy a decirte lo importante que eras para mi: eso lo sabías de sobra.

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