Atrevamos a mirarnos y decirnos la verdad. Toda, la absoluta.
Contestemos al "cuando empezó todo" que lleva tantos años rondándonos la cabeza, y sigamos.
Estudiemos geografía. La de nuestros cuerpos.
Pidamos un deseo a una estrella, dejémonos llevar a Roma prometiendo volver, gritémonos desde el rincón más recóndito de la Fontana.
No nos mintamos, seamos sinceros, el uno con el otro, el otro con el uno.
Comámonos a besos, como antes.
Echémonos de menos a abrazo limpio, sin distancia de por medio.
Digámonos mentiras al oído, que mañana no tendremos que despedirnos, y que todo lo que nos quisimos volverá a ser lo mismo.
Hablemos de ti, de mi, del futuro y el pasado
pero, por favor, vivamos el presente.
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