martes, 9 de junio de 2015

Fuiste inspiración de cantautor mientras dolías, qué más querías.



Pasaron tantas cosas por mi mente cuando te vi. Se me hizo raro y maravilloso a la vez poder caminar en otro de mis tantos sueños. Eras y eres de carne y hueso, has reído, has afinado la mas bella melodía con las cuerdas de tu guitarra. Y tu voz ha acompañado a mis sentimientos. Mis ojos se han emocionado solos. El vello de mis brazos se ha erizado al descubrir quien cantaba en el escenario.
Otro momento mas que coleccionar, para el recuerdo.
Debo ir pensando en comprar un nuevo baúl, el otro está a rebosar de pequeñas historias, de otoños en los que llueve en Sevilla, y de torres doradas con mujeres que se marchan de madrugada.
El hecho de que el dolor se pueda compartir y disipar me llena tanto que asusta.
Dejémoslo en que no somos mas que meras conexiones: pequeños puertos a los que un día llega un barco a la deriva.
Pueden suceder tres cosas: que el barco realmente buscase tu refugio, que llegue para quedarse porque encontró el amor en el brillo de tu mirada,o que simplemente este de paso y te regale una vida compartida más antes de partir.
Gracias por lo que me siento incapaz de describir, por dejarme sin palabras, a mi, que presumo de usarlas para todo.
Verte derramar tu norte por mi sur me ha hecho sentir inmensa.
Gracias a gente como tú, que al ponerle pasión a la vida consigue que los de su alrededor ansíen vivirla a tu lado.
Gracias por la mano izquierda, querido zurdo, que es quien repite lo que recita tu cabeza, y por la derecha, que le pone cuatro acordes a cualquier rincón del corazón.
Un lunes como otro cualquiera, pero contigo.
Un placer, Andrés. Qué ganas tenía de convertirme en un recuerdo a olvidar de tu memoria selectiva.



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