jueves, 31 de marzo de 2016

La vieja escuela

Te das cuenta de que has crecido cada vez que vuelves a casa por vacaciones.
Cuando vas a las quedadas con la gente de siempre, de antaño, con los que creciste como persona y te van contando sus logros personales, sus primeros pinitos en el desconocido mundo de la vida social.
Y la melancolía te invade.
Te das cuenta de que te has hecho mayor cuando ves que algunas de las chicas buenas que han convertido en las chicas más pícaras de la universidad, cuando ves a alguien que no fumaba con un cigarrillo entre los labios, echándose la culpa de ser fumador social.
Cuando extrañas tu vida de antes pero no la cambiarías por la de ahora, y no puedes evitar comparar.
Cuando vas a esas quedadas y no cierras la boca, porque siempre hay algo que contar o que te sorprenda.
Y vuelves a casa, esta vez a una hora decente, te escondes con el sol.
Regresas extrañamente feliz y con una foto de grupo más, un año más viejos, más canas y más arrugas de reír.
La mítica.

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