domingo, 6 de abril de 2014

Cuando fallan los frenos.

Cuando falla el líquido de frenos, cuando se agota y no queda,sólo puedes pensar que no es más que una broma del destino. Puedes estar en dos situaciones. Puedes dejar de cubrir tus ojos y contemplar el mundo que te rodea o puedes no querer hacerlo. Puedes decirle a esa chica que le amas y quejar que de un tuyo pase a ser un vuestro. Puedes mirar al sol con los ojos y tirarte a una congelada piscina en pleno invierno o cerrar las ventanas y no querer sentirlo.
Puedes ver amanecer, levantarte cada día con el pie izquierdo y sólo por eso llevar sobre tus labios una sonrisa más bonita que el resto, o puedes mover primero el pie derecho, lavar tus dientes en silencio y pensar que lo que te queda es un futuro negro.
Puedes demostrarle a la vida que le has echado huevos, que a cada día que pasa te das cuenta de que vales un poco más y sin saberlo estar ayudando a los tuyos a vivir, o puedes pensar que ni siquiera tienes tiempo e irte a dormir cada noche con pesadillas tirándote al suelo.
Puedes comprobar que antes de existir las máquinas, los humanos éramos los dueños del mundo y que si la corriente se acaba tú sólo tienes que hacerlo. Puedes abrir la ventana y respirar el aire de la primavera, puedes leer frases absurdas en un muro demasiado magullado y saber que es el destino, o puedes pasar de las frases, depender de la tecnología y contener la respiración. Lo primero hará que acabes ciego, lo último, terminara por acabar contigo.
Puedes ser aliado del fuego, deslizar los pies por la fría arena en una noche de verano, sentir que a cada año es una experiencia que ganas y no una tristeza en forma de canas. Puedes darlo todo en un beso, querer que no acabe un abrazo. Puedes ser tú, me conformo con eso.



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