domingo, 17 de noviembre de 2013

Son sólo dos.

Son unos ojos azules. Azul mar, azul intenso, azul color de cielo.
Ella los mira embelesada. Decían que los ojos son el espejo del alma, si es verdad, el debía tener más de una. Ella recuerda, alguien dijo una vez en un tiempo remoto que el alma tenía tres partes. Ella está de acuerdo, aunque no con la distribución.
Para ella, él es el único cuya alma está dividida en tres.
El alma de ensueño, esa que le hace tocar el cielo. No sabe muy bien donde la tiene pero sabe que su voz tiene algo que ver. Su voz que cuando canta hace que ella se olvide de todo.
El alma de los sobresaltos o de los escalofríos, como le llama ella. Esta se aparece cada vez que él se acerca con sigilo y la abraza, cada vez que sus dedos recorren suavemente los brazos de ella y ella se sobresalta.
Por ultimo, pero no por ello menos importante, el alma. La verdadera esencia. Ella sabe que existe. La ve cada vez que mantiene la mirada, cada vez que el la mira a los ojos. Ve en unas milésimas de segundo todo lo que no es capaz de expresar con los labios, todas las caricias que nunca se han llegado a materializar. Con los ojos, él, se come el mundo. Con los ojos la ama.
W.



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