domingo, 1 de septiembre de 2013

Ahora

Ahora quiero hablar de ese abrazo. No antes, ni en un rato, tampoco creo que mañana me sienta con fuerzas. Es el poder d la madrugada, el que te hace soltar verdades como puños y por eso quiero habla de ello ahora. El reloj marca las dos, las estrellas hace ya tiempo que salieron de fiesta y aquí estoy mirándolas con envidia y pensando en lo traicionera que es la vida.
Primero he de decir que no soy una persona de abrazos. Si que me considero cariñosa y efusiva pero, lo de pasar pegada a una persona compartiendo un sentimiento a menos de un milímetro durante un intervalo de tiempo es algo distinto. Más que nada porque tengo miedo. Sí, tengo miedo de que al abrazar a alguien, esa persona pueda transmitirme tanto y a la vez tan poco con un solo gesto y que esto deje huella en mí, que me siento incapaz.
Pero aquí digo que si todos los abrazos fuerancomo el de aquel día y con la misma persona me encancharía para no soltarlos. Me proclamaría abrazodependiente.
Iba sumida en mis pensamientos, saliendo, bastante taciturna. Me paré porque le dije que le esperaría y entonces entre el barullo de gente que tropezaba para llegar antes a casa, apareció él. Como mi mirada echaba un pulso con el suelo, a ver quién aguantaba más, no lo vi, pero se abalanzó sobre mí y me abrazó con una resplandeciente sonrisa. No fueron más que unos segundos en los que sus brazos me rodearon y mi cuerpo entero como respuesta tembló e intentó inclinarse hacia atrás acomodándose a su alta figura. Solo durante unos segundos fuimos nosotros. He aprobado- me susurró pletórico. Me alegré por él entonces. Y puedo asegurar que a pesar de que mi día no había sido del todo bueno, su abrazo me colocó una sonrisa en los labios para terminarlo feliz. Fue el mejor abrazo que me han dado en la vida: espontáneo, alegre, desentendido, amigo...
Después ha pasado mucho. Yo por lo pronto, solo puedo agradecerle entre otras cosas que me haya hecho ser más fuerte y que ahora a unas dos tardías le de la vuelta al hielo de mi vaso, mirando las estrellas y me cuestione todos mis porqués.


No hay comentarios: