sábado, 21 de septiembre de 2013

Si no hay más remedio

Se comían a besos. Tenían sed, hambre uno del otro. Les gustaba jugar. Les gustaba quererse y ser los primeros de los últimos. No tenían prisa, se querían. Querían quererse. Por eso el tiempo pasaba tan rápido, las canciones significaban tanto y los dedos recorriendo un rostro hacían que todo pareciera sencillo


1 comentario:

Rubén Ortiz dijo...

Tiene usted un exquisito refinamiento expresivo, una mezcla fabulosa entre el culteranismo gongorista y el conceptismo propio del ilustrísimo Quevedo, pasando por maestría de Lope de Vega y la frescura armónica del joven y romántico Garcilaso, está usted hecha una Rosalía de Castro, señorita Carolina.
Un coordial y lleno de afecto saludo de su mayor fan anónimo que se hace llamar "Bruno Corradini", siga así.