miércoles, 18 de marzo de 2015

Que me quiten lo bailao.


Últimas horquillas en tu pelo, últimos retoques para seguir bailando.
Pendientes largos con la falda al vuelo, tacones.
Y un escalofrío recorre tu espalda. Crees escuchar cuatro cuerdas punteadas en la oscuridad. Y esperas ver su sonrisa de nuevo. Y bailar como solo tú sabes, taconeando al son de la melodía de su guitarra.
Crees vislumbrar sus ojos verdes emocionados en la oscuridad. Esta noche él no canta, y mira que lo hace bien, pero solo quiere ver tu cuerpo moverse, hipnotizado.
Tu pelo le recuerda al atardecer de aquel dulce verano. Y una vez más su blanca sonrisa se abre paso, despacio.
Más acordes y ambos os dejáis llevar. Inexplicable sentimiento que solo experimenta la gente del sur. 
Al son de sus pasos, de los tuyos, al compás de la vida, el flamenco os marca el rumbo.

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