viernes, 20 de marzo de 2015

Hasta que las palmeras crezcan en la nieve

Ahora sé lo que se siente cuando procedes de dos mundos distintos, cuando encuentras el paraíso en dos lugares diferentes y tu corazón, y tu alma quedan divididas para siempre.
Sé lo que se siente cuando el paso del tiempo pesa sobre los hombros, cuando llegas al punto de no retorno y no puedes mas que limitarte a ser uno mas entre la gente.
Me conozco de memoria el significado de la palabra impotencia, las ganas de querer y no poder y las noches tal vez amargas en las que por mas que quiero no consigo encontrar tus labios.
Ahora, que sé el valor de una despedida o lo que significa la distancia, ahora que le ponemos precios a los besos, yo continúo con la tonta ilusión de recibir una simple carta.
Ahora que en uno de mis paraísos se atraviesa la estación seca, una de las mitades de mi no tan joven corazón no tiene frío. La otra mitad se hiela, lucha por aunar todos los copos que caen desenfadados del cielo, y hace tiempo que el calor se fue de mi otro paraíso.
Ahora pasan los años, como siempre y como nunca.
Y sé que algo ha cambiado. Las calles siguen siendo las mismas, misma vida, misma gente. Pero, en cuanto la luna sale a tu encuentro, tú te olvidas de que existo.
Entonces solo soy capaz de caminar sola y a la vez acompañada, sin luna, sin estrellas y sin ganas. La tristeza se ha empeñado en hacerme una visita de madrugada.
Le he dicho que hoy estoy cansada, y que se venga mañana.



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