domingo, 30 de noviembre de 2014

Y a lo lejos ves que sigue siendo lo mismo


A veces me pasa. Tengo ganas de escribir y no sé cómo ni por qué. La una de la mañana larga de un día largo, intenso y maravilloso; un pitido de oídos y el querer unos pies nuevos tras haber paseado por un suelo demasiado sucio al ritmo de unos acordes tan distintos y similares al mismo tiempo; ese es el resumen.
Llevo dentro la necesidad de expresar la alegría y el aliento cariñoso que me invaden.
Esas ansias de sur que tenía al fin se colmaron algo pasados por agua.
Hoy la música no paraba, y nosotros no íbamos a ser menos. Debíamos seguirla sin frenos ni pausa.
Días como los de hoy te recuerdan las mil y una razones que tienes para sonreír.
Días repletos de familia, porque eso es lo que son aquellas personas que no se separan de tu lado, que comparten penas pero también tus mejores alegrías y que te dan la mano para que al continuar tu camino no te hagas demasiadas heridas.
No soy capaz de describir con palabras exactamente como me siento. 
Sólo sé que soy feliz, muy feliz.
Sé que unas cuantas sonrisas de los míos me hacen fuerte.
Sé que puedo ser yo.



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