domingo, 9 de noviembre de 2014

Bodas de plata; aquel 1989.

Quizá hoy no recuerdes lo que te trajo aquí. Cuantas velas soplas, o si volvimos ella y yo a vernos aquella tarde en París.
Querida y adorada Rita:

Bodas de plata, de Lorca, olor a Granada, bañadas en oro. Sin que sus valientes ojos negros, desaparecidos hace tiempo, puedan ser testigos del ansiado amor que buscó en la niebla.
Veinticinco años que esperamos y aún seguimos aquí: La era de los valientes, los que no tienen miedo, si no que lo persiguen, los que son abofeteados y no se dan la oportunidad de caer más bajo, los que continúan incluso con los pies cansados.
Cualquier canción, cualquier excusa es buena, cualquier café a media tarde en aquel bar de carretera era buena para seguir- Seguir dejando que el aire, que el agua y que un "nosotros" medio vago bajase a vernos venir.
Veinticinco vueltas de baile, de Tierra, de la mano del gallardo Sol.




Mil colores, mil emociones, miles de horas esperando a que sucediese hasta que hace veinticinco años, al fin pasó. Naciste tú. Fruto de un amor contra todo pronóstico, que nos mantuvo cerca aunque a punto de desistir.

Él no aguantaba más. Debía saberlo, saber si ella seguía viva. Saber si aunque la sintiese lejos, seguía esperándola con el corazón al otro lado.
De nada servía el apoyo si no era para compartirlo.- Pensó. Y ya no pensó más, solo actuó prometiéndose no parar de caminar hasta volver a tenerla en sus brazos.
"Entrada para dos en el viejo cine de la zona Oeste de la ciudad. Te veo esta noche, preciosa" Escribió   en aquella nota. La tiró por el correo de estraperlo. Si seguía al otro lado, ella recibiría la nota. Lo entendería.




Desde aquella noche el mundo se volvió algo más feliz, más humano. Nos dimos cuenta de que las piedras no harían más que protegernos del frío y de que el temor que habían causado era debido a su frenético orden. La incertidumbre de vidas separadas desapareció.
Hace veinticinco años que veo su sonrisa enmarcada en lágrimas, la de tu madre. Recibió aquella nota insignificante, y me estaba esperando al otro lado, vestida de rojo. Y Rita, sigues aquí, viva, con nosotros.
Cada paso que he dado recorriendo aquellas murallas me hacen pensar. Pienso en cómo hubiera sido todo si aquella noche no me hubiese cansado de no poder hacer nada. Pienso que la vida nos dio un tesoro y que ahora no me importa nada más que mis dos mujeres, mi vida, pues hubo un tiempo en que luché por lo que quería, por mis ideas y conseguí quedar satisfecho. Conseguí la fórmula de la felicidad.  Hoy es un día importante, me gustaría decir todo lo maravillosa que eres, todo lo que nos has hecho descubrir...pero, no hay nada que no sepas ya.
Disfruta de la vida. No pierdas la sonrisa y sobre todo, ama.
Te quiere,
Tu Padre, 
veinticinco años más viejo;tú: veinticinco veces más cielo. 


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