jueves, 2 de octubre de 2014

Todo acaba en agua salada

La suya fue una historia imposible.
De esas que llegan con el cálido aire del desierto y se marcha con el frío viento de los fiordos Noruegos. Una historia de velos, de secretos, de querer encontrarse sabiendo que nunca lo harían. Vivieron día a día, lo disfrutaron todo, se enamoraron con la mirada, con el aroma, simplemente se enamoraron. Siempre ojos verdes de por medio queriendo decir tanto.
Con el corazón partido, roto, resquebrajado, hecho harapos, Fátima perdió el habla en un grito desgarrador.
Con todo aquello terminó por mirar al amor de su vida, entre la sal de las lágrimas que corrían por sus mejillas, arrebatar el último aliento de golpe a alguien tan suyo. Con todo ello el odio explotó en su interior mientras contemplaba incrédula a parte de su sangre desaparecer  de su vida para siempre, Abdu.
Era con aquello con lo que se terminaba su vida. Dejó de sentir, dejó de latir…El alma se la llevó él con los dedos entrelazados, en un último beso, con su último abrazo.
Entonces llegó el momento de que los caminos de una vida se bifurcaran, las casualidades terminasen y el destino lo arrasara todo, para no dejar supervivientes.
Y tras el destino, el agua del mar, tan salada, iba inundando las últimas promesas inquebrantables.
"No me dejes nunca"- Susurró ella a su oído.


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