martes, 24 de septiembre de 2019

Calor de sangre

Resucitar.

Y volar kilómetros.

Y ver cine antiguo, en blanco y negro, quizá mudo.- con los pies en alto.

Y pasar una tarde con Cicerón a los ojos de Zweig.
Ansiar su utópica libertad y aún así adorar tu momento.

Es cierto que el ritmo se ha vuelto algo frenético y que no  paras ni los domingos.
Pero siguen siendo tus días preferidos de la semana.

Has pasado día y medio en el sur, volviendo a habituarte a los aires del norte.

Disfrutaste en demasía- guardaste lo de corto pero intenso y compraste billete de ida y vuelta a tu vida de ahora.

No te diste cuenta de lo mucho que añorabas sus cuentos hasta que los tuviste a todos delante.
Es cierto que las diferencias son abismales pero, de vez en cuando se necesita eso:

el calor de la sangre.

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