sábado, 26 de noviembre de 2016

Quedarme a vivir

Y quise quedarme a vivir.
En ese instante, ese preciso momento en el que fui capaz de tocar un sentimiento. De divisarlo en un horizonte y querer grabar las luces de su madrugada. Quise quedarme a vivir en Noviembre, de año par.
Y seguir recordándote sin quemarme.
Quise quedarme a vivir en las cuerdas de una guitarra, en aquella voz desgarrada y en unas letras queriendo cambiar el mundo. Quedarme a vivir en las ilusiones que partían de aquel sobre rojo, esperando- sin saber- a pasar a mejor vida.
En los poemas, en las cartas y en las dudas.

Quedarme a vivir en los conciertos de un viernes noche y en los días de después, en los que la resaca sentimental envolvía todo mi mundo.
Todo lo que quería, era seguir siendo sur entre tanto norte que nunca llegaría a rasgarme lo suficiente el corazón.

Y sentir menos fuerte, menos intenso, o con menos ruido.
Sentir bajito; al oído.
Llegar a convertirme en la ella de la canción final de un concierto. La especial, la imborrable. La ella que siempre volvía a la memoria y que después de quitar sueño y daño, sigues queriendo como el primer día.
Sólo quise.
Quise mucho.

Quise
Llegar
A
Ser.

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