lunes, 14 de noviembre de 2016

Personas

No es la primera vez que me pasa. Y conociéndome tampoco será la última.

Pasa que me acostumbro muy rápido a la gente que me complementa, me completa o me aporta en la vida.
Pasa que paso a necesitarlos para construir mi rutina y se me derrumban los castillos de cemento que me hacía en mi cabeza cuando ellos desaparecen.
Pasa que considero la confianza un pilar fundamental, tanto como para regalarla

Y después doy de bruces contra el suelo, o resbalo, o hago aguas por huecos que no conocía y no hay remedio que pueda reconstruir cada parte de mi corazón que van rompiendo.

Porque, hay personas en mi vida en las que quiero quedarme a vivir.
Personas con las que compartir está a la orden del día.
Personas que me escriben a fuego un 'felicidad, qué bonito nombre tienes' en la frente.
Personas que me han convertido en lo que soy ahora dándome tan poco...

Pero luego pasa que ellas no piensan, no sienten o no comparten lo mismo. O si, pero su pasado, o sus sentimientos hacia otras vidas, son más fuertes.
Y se van.
Aunque yo no quiera, aunque pelee por ello, aunque intente, como siempre, arreglarlo todo a base de lágrimas.

Nunca habrá dos sentimientos iguales. Y de querer con ganas, significa que el deseo más imposible se acabe materializando.
Si sólo fueran eso...deseos.

Ya han desaparecido más personas en mi vida.
Unas por mi culpa.
De las otras no conozco el motivo- se fueron sin decírmelo.

Pero he pensado que, por mucho que me duela, es inevitable decir adiós.

Es doloroso, siempre, pero a la larga

que desaparezcan esa clase de personas de nuestras vidas, nos hará más fuerte,

¿no?

Siempre fue un lugar al que llegar, pero hay quiénes lo consideran un punto de partida.

No hay comentarios: