miércoles, 6 de enero de 2016

Ya vienen los Reyes Magos

Ayer me fui a las 3.14. Cerré los ojos y me prometí soñar pero sólo porque venian los reyes.
Soy de las que siguen creyendo, en ellos, en la magia. ¿Quién puede conservar la ilusión si piensa lo contrario?
Ayer llegué tarde si, pero dejé los zapatos en la entrada, llenos de caramelos y con algo de leche y galletas. Deseando que la carta que tengo guardada me la trajeran desde el principio hasta el final. Sé que la leerán de todas formas: son magos, y encima vienen de oriente.
Ayer, de vuelta, me hicieron compañía el mar y las estrellas.
Alguien se había dado cuenta de que era la esperada víspera y apagó las farolas de las calles.
A oscuras el brillo del cielo podía verse mejor.
Seguro que lo hicieron para regalar algo más de fantasía a los que realmente creen que existe algo que pueda traernos regalos, por el mero hecho de recibir. Por ser buenos y por ser navidad.
Y subí a oscuras las escaleras. Me puse el pijama y mientras me estaba abandonando en un sueño profundo escuché unos pasos. Mi corazón se aceleró pero yo, cerré más fuerte los ojos, con choque de pestañas incluido, eran ellos.


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