sábado, 9 de enero de 2016

Medicina para dos

"¿Se fía de mi?, tómese dos dosis de paciencia, mucha calma y pase a la consulta. Es hora de contarnos la vida."

Algunos me han confesado que he escogido la profesión más bonita del mundo.

Dicen que nuestros actos siempre tienen consecuencias -buenas o malas- y  que elegimos lo que queremos ser en la vida en base a lo que conocemos, a lo que nos han enseñado desde el día que aprendimos a decir mamá. Puede que tenga algo que ver, pero también creo que algo de la culpa es nuestra, por buscar lo que nos llena.

Puede que también venga al caso plantearse eso de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y que eso de ser responsables vaya con nosotros, de la mano de manera innata. Responsables de nosotros, de nuestros actos, de los nuestros. Responsables de poder con todo y de no cansarnos, de poder llegar al final. A la meta.
Pero algún día, entre tanta letra, tanto conocimiento y tanto estrés- que parece no acabar nunca- espero llegar a verlo.

Ver que ha servido para algo. Ese algo que me recuerde porqué escogí esta forma de vida y el curioso misterio de porqué si tuviera veinte vidas más, volvería a elegirla.
Me gustaría que, en un futuro no muy lejano, esa persona sonriera conmigo.
Que sonriera porque el sufrimiento ha desaparecido, que entre los dos, hayamos conseguido borrarlo.

Sentir con alguien. Es bonito ¿no?

Sentir que se te va la vida cada vez que esa persona te cuenta un problema, y que el problema se convierta en tuyo.
Sentir que eres viga entre tanto escombro y que vas (vais) a salir de esta.
Resonar.

Me gustaría poder despedirme de todos los alguien  con un 'hasta siempre' cuando cierren la puerta saliendo de la habitación por sus propios pies, y no volver a verlos.
Nunca.
Eso significará que están curados.
Significará que ha merecido la pena.



No hay comentarios: