jueves, 28 de enero de 2016

Ena...enajenación

Ahora que han pasado exactamente mil lunas me siento con fuerzas para escribir nuestra historia, sacarle punta al recuerdo.
Ahora que han pasado mil lunas, contigo lejos,
digo que la nieve tuvo la culpa.
Y tres vueltas de la tierra sobre el sol desde que nos concimos.
Qué poco tiempo y cuánto sentimiento.

Ahora leo poesía, más que antes.
Mis lunas está repletas de rimas.
Estoy algo más loca que cómo solías recordar(me).
Todo verso que escucho o escribo tiene sentido.
Todo.
Pero no me preguntes el cómo o el porqué.
No sabría explicártelo, no a ti.
Contigo nunca sirvieron las palabras.

Ahora que el recuerdo da más vueltas que la luna,
que duermo despierta y sueño dormida
y que el suelo se empeña en movernos el culo
desde abajo, más de la cuenta
es cuando a las piezas de este rompecabezas les dan las prisas por encajar.

Y llega el momento en que la poesía pasa factura, y las noches de versos no son suficiente para paliar mi locura.
Y me siento tres veces en el mismo lugar a la misma hora, bajo las velas, de fuego y de barcos naufragados.

Me gustaría cantar bajo la lluvia en un enero no frenado a pesar de las plegarias de Vanesa Martín, llevar los labios rojo chanel como la ella de Luis Ramiro, respirar cada rincón de Madrid con Ojeda mientras me cuenta sus recuerdos de otras islas, mientras olvida a Begoña.
Me gustaría ser el culo de Marina, cantando Sabina con Suárez en aquella playa; o la estrella fugaz que busca Leis incluso entre las nubes de Santiago. Hacer de nosotros "una guerra de Granadas y Sevillas" mientras damos un disparo al aire y pensamos que vaya lío en que me meti por haber dudado. Moriría por ser la chica del vestido blanco a la que Pablo Benavente declama tanto, sintiéndose pirata al izar la negra sobre los escenarios acompañado por la guitarra de Fercán- aullando qué distinta está la casa desde que otra ella ya no está. Pidiendo un tacto y unos hostales que no llegan si no nos enseñamos a bailar.
Me encantaría ser la bendita suerte de Cantero o todos los futuros de Marwan. Elegiría ser cualquier prólogo de Salem o convertirme en el cinturón de asteroides de Sadness.
Me derretiría mezclándome con tinta de cualquier verso salido de las pestañas de Sesma, o de Buho, cualquier palabra de Sastre.
Me sentiría la simpleza más cotidiana de la vida de Defreds.
Y por ser, me gustaría ser todas las razones, los co-razones y las vidas despeinadas de Escandar. Adorarte es poco, querido Algeet.

Eso es todo lo que pasa desde que no estás.
Mi nueva rutina.
Estoy más sola y más acompañada que nunca desde que pasé a ser tu Nadie.
Desde que esos futuros cesaron de ser contigo y perdimos el significado del siempre donde quieras.
Pero claro, nos convertimos en esos que dejaron de ser.
Y ni yo fui  tu inspiración, ni tú mi cantautor.






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