Puedo asegurar que era lo último que quería que pasara.
Pensé que podría resistir tus encantos, que no me afectaría verte broncearte al sol mientras mis alas y yo surcábamos el cielo. Pensé que él serviría para alejarme de ti. Él era el amor de tu vida, y mi mejor amigo. Yo nunca fui más que una bonita casualidad que se cruzó en tu camino cuando más lo necesitaste.
Enterramos sus recuerdos a la fuerza para evitar que su muerte nos siguiera haciendo más daño.
Él fue el que me animaba a seguir cuando yo solo pensaba en rendirme y cuando te tuve delante fue él quien no estaba para darme consejo.
Siempre tuve miedo, Eve. Miedo de lo que pudiera pensar él, de estar traicionando a un hermano, de no saber reconstruir tu despedazado corazón. Tuve miedo de que pudieras quererlo más que a mi.
No hubiera soportado perderte y supe, cuando él volvió, que tu corazón siempre había sido suyo.
Por eso lo hice, porque la pieza que nunca encajaría en el puzzle era yo.
Me ofrecí a dar la vida por él antes de saber que esperabas a nuestro hijo. Cuidate, Eve. Espero que algún día sepas perdonarme. Te dejo en buenas manos.
Hazme un último favor, sé feliz.
Te querré siempre,
Danny
No hay comentarios:
Publicar un comentario