sábado, 3 de enero de 2015

Blanca navidad


Solo quiero que mires atrás. Mira atrás y recuérdame todas esas sonrisas de niña.
Mírate y dime si realmente merece la pena que nieve y tu no puedas salir a compartir esa sencilla alegría con los tuyos, dime si merece la pena verlo tras un impersonal y alejado vidrio de hospital en el que no recibes visitas porque te avergüenzas de ti misma.
¿Verdad que antes todo era más sencillo? 
Antes las explicaciones sobraban, las risas estaban aseguradas y  no te obligaban a tomar un tequila por cada duda.
Eran días en los que una estúpida cinta métrica no gobernaba tu vida, la comida era un objeto indispensable para seguir teniendo fuerzas y no el peor enemigo que podía cruzarse en tu camino.
Por eso, pequeña, ya que has crecido un poco quiero que no te vayas a mirar más al espejo si eso te repugna, quiero que disfrutes de la vida, de las pequeñas cosas y que vuelvas a sonreír como lo hacías ayer, como cuando estás con nosotros , con la gente que te quiere, con tu familia.

Lo has decidido,. Ya no más tonterías. El espejo de la habitación de hospital ha caído estrepitosamente al suelo, el metro que se anudaba a tu cintura yace colgado sobre el pomo de la puerta y tu con un trozo de chocolate entre los dedos sales a dar saltos sobre la nieve fresca.
Has vuelto.

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