lunes, 3 de febrero de 2020

Lugares a los que regresar siempre

Playa el Palmar- Vejer de la Frontera (Cádiz)
Existen.
Y son parte de la magia de la vida.
Existen lugares a los que regresar siempre, lugares que quitan el sueño y el sentido;
que te regalan grandes instantes y mejores recuerdos.

Cada uno imprime el suyo sobre las retinas y en algún lugar recóndito del hipocampo.
Nos rondan la cabeza cuando hablamos de sensaciones, de dejarnos llevar e impedir que la desidia nos arrolle.

Estoy hablando del lugar donde perderse, desconectar de toda preocupación- que por muy nimia que pueda parecer- se nos hace abismo cuando la conjugamos en primera persona del singular.
Ese lugar en el que acabas de pensar.

Mi pequeño lugar tiene aires de sur y vientos de levante. Dicen que vuelve loco a quien lo vive, y es quizá aquí donde resida la mayor parte de su encanto.
Dicen de él que le sobra guasa y le falta cordura.
Mi pequeño lugar son unos pocos kilómetros de playa y nada más.
De punta a punta. De torre a orilla coronando un sinfín de casas encaladas.
Mi pequeño lugar huele a salitre, y aunque sea pequeño, es el espacio donde más grande he llegado a sentirme.

Han sido muchos los veranos que han sujetado mis risas, por eso será éste, el verano que más voy a extrañarlo.
Fueron muchos los libros que me han volado a páginas con las huellas hundidas sobre granos de arena clara.

Han sido muchas lágrimas que el Santo Lorenzo lanzó desde el cielo de madrugada, esperando cumplir deseos todos los agostos.
Y allí estuvimos nosotros para contarlo.

En esas orillas fue donde me di cuenta de que sufro una relación amor-odio hacia los atardeceres. El peso del amor es mayor, por supuesto.
Vivo enamorada de todos los colores que puedan concentrarse ante mis ojos a orillas de un Atlántico tranquilo.
Vivo enamorada de este sol tan distante como distinto porque me ha dado la clave para llegar a la paz infinita.
El odio viene luego. Cuando ya no quedan luces en el cielo y la tristeza del final del verano se hace palpable y da paso a toda cicatriz.

Venía a recordar este lugar porque hoy el mar del norte apestaba a brisas de verano y yo quise volver. Volver a recordar- de volver a pasarlo por el corazón. Y decirle en la distancia, que me espere.
Que ojalá no tarde mucho en regresar.

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