sábado, 29 de febrero de 2020

Hablando de ti al espejo.

No te voy a mentir.
He venido a contarte cómo me va.
Aunque no quieras saberlo y ni siquiera queden restos de mi nombre en tu memoria.

Este año ha sido uno de los más importantes y más bonitos de mi vida.
Establecí prioridades y me siento contenta con lo que hago. Tengo cariño infinito de mi lado y todas las canciones que necesito para continuar mis pasos.

Sigo quedándome con el lado bueno de las cosas, aunque haya días que eso bueno se haga el remolón y no quiera salir de la cama un lunes por la mañana.
Sigo escuchando música de esa que calificabas de funeral porque sentirme rota me hace pensarme viva.
La que tú me enseñaste es el arma para descargar todas las energías negativas que pretenden lloverme.

Sigo diciéndole a todos que no se muerdan las uñas.
Continúo siendo adepta a las madrugadas y acordándome de ti.
Pero ya no es tristeza el sentimiento que envuelve tu recuerdo, ni pena, ni siquiera hastío.
Ahora todo lo que rodea lo poco que me quedé de ti lleva impresa mi sonrisa.
Aunque no sea perfecta, ni reluzca. Aunque a veces esté manchada de lágrimas.
Me siento distinta pero sigo teniendo los mismos cimientos.

Ahora me preocupo algo menos por la gente, y tengo más cuidado a la hora de coger las confianzas.
Continúo vistiéndome de timidez cuando me siento fuera de lugar.
Y no me descubro ante cualquiera.
La inseguridad se ha hecho más pequeña y ya no quiere frecuentar los mismos bares que yo los sábados por la noche.
Ahora me gustan los vermús de los domingos y reír a carcajada limpia.
Pero eso, ya era de antes.
Y hoy en un ataque de estupidez me apetecía hacerte llegar que
contigo fui feliz.

Y que gracias.



No hay comentarios: