jueves, 19 de enero de 2017

Reproducciones aleatorias

Tú tan lejos de casa.
Como si los kilómetros se convirtieran de repente en millas.
Con el mismo frío que aquí, pero a los pies de Madrid.
Con frío que tu toleras, por presumir tanto de norte.

Tarde de concentración- o mejor noche. Extrema, agobiante, suprema.

Música de más en los oídos (queridísimo Fitzsimmons).
Y a veces la reproducción aleatoria juega malas pasadas.
Lianne.

He escuchado la voz de tu reciente descubrimiento. La que a mi me llegó otro dieciocho.
Un 18 teñido de mil colores esperando para verlos.

Entonces atardecía sobre Wembley, y yo volvía a estar a miles de kilómetros de ti, con alguna que otra hora de menos.

He intentado adivinarte escuchándola.
Lianne, como tú, es magia, pero con nombre de mujer.
He intentado reconstruir los hechos, con mis mejores habilidades del cluedo,
rememorar la escena.

Tú deleitandote con una voz maravillosa- no se si por casualidad o por recomendación- derritiendo tus ojos al descubrirla de amarillo en un salón cualquiera.
He intentado vislumbrar si se te quebró el recuerdo desde la primera nota que salió de sus labios.
O de si la primera canción fue con la que yo tropecé siete meses antes, en aquel viaje maravilloso viaje por las tierras del Támesis.

Pero tú sigues tu camino, progresas la vida- más de lo que ella te podría progresar a ti.
Te enamoras de las cosas bonitas, y te encanta soñar a contrarreloj.
Una vez me dijiste que así sabías lo que ibas a soñar y lo disfrutabas el doble. Que de esta peculiar manera revivías sólo los momentos indispensables y burlabas a la memoria selectiva.

Y yo no te culpo de nada, excepto de las ganas que tengo de verte de nuevo- las ganas,
de que los kilómetros se vuelvan diminutos y vuelvas a brindar tu guitarra ante mis ojos y a salpicar de lluvia tu adorado sombrero.
Las ganas, que siempre se lo llevan todo.


The city- Junio '16

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