lunes, 5 de diciembre de 2016

Tengo que dolerte

Quiero ser con las luces apagadas y sin salidas de emergencia.
Que los únicos límites que nos pongamos sean los del cielo,
por faltarnos alas a la espalda.

Quiero convertirme en el bote salvavidas delante de tu puerta,
y salvarte los domingos a base de poesía.

Quiero declararme colgante en la línea que une tu hombro con tu cuello.
Quiero que me saques a bailar sin que yo te lo pida.

Y que nos lluevan otoños, y nademos entre primaveras.
Que los veranos se construyan sobre la historia interminable,
y a los inviernos los vigilemos de cerca.

Quiero surcar mares, en modo pirata y en barco de vela.
Y descubrir el tesoro que esconden todas tus promesas.

Y romper enero con los dientes, y creer que puedo.

Quiero hacer de mis labios una boca de metro,
y que se me escapen por ella
todos los adjetivos que te tachan de perfecto.

Quiero que me dejes el timón, y el mando, y el calendario,
y que no nos quede más opción que la clase turista,
y que no sepamos hacer más que un aterrizaje forzoso.

Quiero confundirme con el brillo de tus ojos,
con los colores de un atardecer en Cádiz.
Y balancearme sobre tus pestañas
las horas de fiesta y siesta.

Quiero completarte y comprenderte,
pero para ello,
tengo que dolerte.


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