miércoles, 7 de septiembre de 2016

Sabedora de nada

No quise vivir toda mi vida en un recuerdo.
No quise que lo fueras, que te fueras.
No quería ser más que una fecha en tu memoria de la que, inevitablemente, no podías escapar cada vez que aparecía en cualquier numeración- tanto arábiga, como romana.

No quería convertirme en pasado, sino respirar tu presente, el nuestro.
Nunca quise ser una fotografía tomada a traición en el fondo de un cajón de tu escritorio.
Tampoco las miles de cosas que me dijiste- solo a mi- ni siquiera las que te dejaste por decir.

Nunca deseé ser una suerte en tu vida, ni convertirme en tu maldición.
No había pensado, hasta ahora, lo difícil que resulta que alguien desaparezca de tu vida.

Así. Sin darte cuenta. De la misma manera en que apareció.
La única diferencia que hay entre el principio y el final es que la trayectoria cambia.
Cambian esquemas, maneras, ilusiones. Cambias tú, y cambio yo. Pero el mundo nunca.

Resulta difícil porque nos hacemos muy rápido a la idea de que tenemos una vida más a nuestras espaldas, cuando contamos con el gozo de compartirla. Y luego, cuando todo se acaba. En ese lento periodo de penumbra, comienzas a imaginar la vida sin esa persona. Sin quererlo.

Al principio, parece imposible. Todas las cosas que se te antojaban tan cotidianas, vas a tener que dejar de hacerlas. De sentir lo mismo. Soy de las que piensan que no existen dos sentimientos iguales. Ni remotamente parecidos.

Y ahí estamos nosotros. Intentando luchar contra la fuerza de la naturaleza. Creyéndonos más héroes que nadie. Queriéndole cambiar los esquemas a la vida.
Sin saber que la vida siempre ha sido demasiado caprichosa.

Y The Fray suena, mientras la resignación a que la vida pueda ganar me maquilla la piel.- 'Never Say Never'
(Vejer de la Frontera  (Cádiz), Días de verano)

No hay comentarios: