miércoles, 28 de septiembre de 2016

París desde tus ojos

Y volveré a aquel lugar al que una vez juré hacerlo.
Porque si. Porque me faltó verla erguida de noche, tan alta y tan torre, llena de luces y destellos, coronando la mal llamada ciudad del amor, desde el suelo.
Porque juré por Eiffel contemplar esa maravilla.

Porque prometí que aquella sensación de estar flotando la viviría de nuevo. Sólo que no con ellos, sino contigo de la mano.
Que recorreríamos juntos los Elíseos mientras la juventud de la noche nos llegara a los talones. Y que saldría la voz de la señorita Piaf cantándole al rosa de la vida, desde una ventana de un quinto piso.
Que nos esconderíamos en Moulin por desentonar demasiado, entre bambalinas.
Y saldríamos a bailar lento a algún garito del Barrio Latino.
Que iríamos a cenar a aquel bistro de la esquina para luego llegar a la otra punta, exhaustos, con las primeras luces de un nuevo día.

Prometí llegar al hotel más encantado entre tus brazos y dejarme hacer. Y que luego nos trajeran café y croissants a la cama, y volver a soñar entre besos y caricias.
Y tener cortinas, y poder dormir hasta pasadas las doce con tu aliento sobre el ángulo derecho que harían mi hombro y mi cabeza.
Y volver a exprimir la noche. Así todos los días restantes, hasta el vuelo de vuelta.

Porque ya vi París una vez. Pero era de día, y el sol brillaba. Y la vida se volvía más frenética que de costumbre. Y ya sabes que a mi, me desesperan las prisas.

Ahora la necesito a oscuras. Traviesa, alocada.
Ahora necesito ver París desde tus ojos.

(Anochece en París)

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