martes, 17 de junio de 2014

A veces

A veces la vida te enreda, te da mil vueltas y tú te mareas.
Pierdes el sentido y sientes; y te enamoras. Te sientes tonto, te sientes feliz, pierdes el norte, viajas al sur, mojas tus pies en la orilla, los cubres con arena quizás tan caliente como la vida. 
Le soplas a los problemas, pierdes millones de trenes, te cuelas en el metro, en los bolsillos nunca encuentras monedas ¿de que sirve realmente el dinero? Si no da la felicidad, ni la compra, ni la quita….
Sonrisa de autobús. Martes ligero. Vienes con el viento, atizas las penas y las hundes en el fondo del vaso, con cinco dedos de vodka, a ser posible con hielo. 
Crees en los imposibles y lo gritas alto y lento.
Porque a la vida no le tocas el culo, ni le das la espalda. Ni tan siquiera la apartas.
Que la noche no te venga con aires de grandeza, que la luna no insista,que no quieres cuentos ni de ahora, ni de un momento; que puede que sea joven, pero tú lo eres más que ella.
Salta al vacío, arriésgate, juega con fuego, gana en paradas. Mira las cosas y no digas nada.
Sigue nadando, llega a la cala. Aquella en la que la luna se prometió en secreto, aquella a la que ni el mar espanta. Nada por ti y por todos tus compañeros. Respira y luego despierta. Después de la tormenta, de un rayo de sol, de una grieta en los labios y de las estrellas…Después de todo, baja la marea y entonces llega la calma.


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