domingo, 2 de marzo de 2014

Nosotras somos de las que vemos las estrellas aún cuando ya amaneció

Qué alegría más tonta esa de reír. Dicen que es bueno, que alarga la vida. Entonces tú y yo debemos ser inmortales. Bendita risa. Ahora, pensando en frío te digo que no sé que podría hacer sin ella. No sería yo. No hubiéramos tenido momentos tan maravillosos sin ella.
Risa. La propia palabra pronunciada hace que me mires a los ojos y ambas sepamos que somos cómplices. Entonces podemos comenzar a reírnos. Fuerte, más fuerte, siempre nuestra. De todo, de nada, de tonterías, de cosas serias. No perdamos nunca nuestro sentido del humor, que nos acompañe toda la vida. Acompáñame también tú, porque sin ti estoy perdida.
Empezando por los ánimos en forma de caricia en la espalda, siguiendo por tantas canciones bailando juntas, cantando a voz en grito hasta que la voz abandonase nuestros cuerpos, queriendo ser jóvenes y ser eternas.
Te pido que te quedes a mi lado. Dicen que una persona solo muere si se la olvida, yo con esto prometo hacerte inmortal, al menos hasta que pueda.
Coge a la risa de la mano, cuélgala de tus labios y traetela a cada fiesta. Enrédala en los tacones, que nunca pare, que nunca se sienta. Siéntate conmigo. No te vayas nunca, por favor.