martes, 9 de octubre de 2012

never-ending story



Todos los recuerdos se fueron con él pero, ¿sabes que en nuestra no-historia hubo de todo?
Tuve que ser fuerte por los dos para no olvidar las razones por las que te seguía queriendo, por no dejar a un lado una historia que solo existía en mi tonta cabeza.
Como cada vez que escucho nuestra canción. Era nuestra porque me recordaba a ti. 

Porque fue la primera melodía que vi seguir a tus pasos guardando el compás, sin darte cuenta de que volvía a mirarte, de nuevo, más y mejor; completamente enamorada.

Como cada noche que me dormía con la ventana entreabierta esperando escuchar el sonido de una piedra contra el cristal; esperando despertarme oyendo mi nombre de tus labios.
Como todos y cada uno de tus cumpleaños en los que yo, silenciosa, te regalaba mi vida. 

Adoraba verte sonreír, que me siguieses la corriente, que nunca quisieras darme las buenas noches porque querías que amaneciera mientras hablábamos.  Adoraba tus buenos días princesa, tu manera de sentirme especial con una simple palabra…Como cada catorce de febrero en los que esperaba tu cariño en forma de flor. Ese cariño nunca llegó.

Hace un tiempo me di cuenta de que esto me sobrepasaba y que estaba viviendo en una realidad paralela. Decidí que si yo iba a apartar de mí nuestros recuerdos, tú debías conservarlos. Nunca te habían dolido, nunca te pesaron nada, así que lo peor que te podría pasar al volver a verlos era volver a sonreír.
Me armé de valor y con cuidado los metí todos en una caja. Me los llevé lejos. Ahora espero en el aeropuerto el vuelo que me lleve a una nueva vida. ¡Ah! Y si quieres encontrar nuestros recuerdos viaja a Milán. La última vez que los vi se alejaban con el tranvía bajo uno de los asientos traseros.

a C.

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