viernes, 14 de octubre de 2016

Tercer otoño...

...y el tiempo vuela.

Y 'Parece que fue ayer' se ha convertido en nuestra muletilla preferida. Me siento vieja con tan solo veinte años y esto no es más que una estúpida contradicción.
Imagino que, producto del ritmo frenético que está llevando mi vida.

Nunca antes había oído hablar de este lugar que ahora me tiene comida las entrañas,
ni de sus formas,
ni de su gente.

En ningún momento se me ocurrió pensar 'Galicia' como alternativa.

Y mírame, míranos.

Siempre había vivido en una rutina concéntrica, que consistía en ir de casa al colegio, y del colegio a casa.
Con alguna excepción de viernes noche.
Un eclipse de luna entre tanta vuelta al sol.

Pero entonces, me descubrí a mil kilómetros de casa.
Sin saber a ciencia cierta, si hacía lo correcto, peleando por un sueño- el mío- y muerta de miedo.

Nunca pude imaginar que una ciudad tan pequeña como está podría albergar un espacio tan grande en mi corazón.

Me han preguntado muchas veces, ¿por qué allí? ¿No estás muy lejos? ¿Te pedirás el traslado?

Realmente, lo nuestro, no fue más que una casualidad.
Una que se tornó en fortuna.

Y siempre contesto lo mismo, no me canso.
Un no rotundo entre sonrisas.

Si ellos supieran...

Si ellos supieran que no quería venir, y ahora no contemplo la idea de marcharme,
si supieran que necesito Compostela en vena, más que aire para respirar,
si conocieran el sentimiento de morriña en todos sus sentidos,
si se hubieran lanzado a los brazos de la suerte, como yo hice-
y esta le hubiera contestado con el mejor de los abrazos.
Si se pararan a pensar que sólo tienen que dirigir su vida- y no la mía.
Si supieran lo que duele echar de menos, pero qué maravillosos que son los reencuentros.
Si creyeran cuando se dice que siempre hay algo que hacer, y sino se inventa.
Si hubieran visto nevar en  enero en Compostela,
si los agobios suyos estuvieran tan justificados como los míos.
si no hubiéramos cambiado el llevar las cosas al día y el dormir, por los estudios intensos y las salidas....

Si tan si quiera, se pararan:
A mirarla,
a admirarla,
a sentirla,
a beberla,
a vivirla.

Si pisaran y vieran Compostela con los mismos pasos y ojos con los que yo la camino y la miro desde todos sus rincones,
podrían llegar a comprenderme.

Si no...siempre hay tiempo de creer en la magia.

Atardece en Compostela

No hay comentarios: