lunes, 3 de octubre de 2016

¿De los 'no errores' se aprende?

Lo tuyo no fue más que un error de principiante. Buscabas al hombre de tu vida, el perfecto. Buscabas un abrazo al despertarte, un compañero de manías.

Pero no tuviste en cuenta que ese tipo de hombres no existen. No existe el hombre perfecto porque todos lo son. Cada uno a su manera.
Existen aquellos que te lo dan todo, o que por el contrario no te dan nada. Los que se hacen querer, y se dejan odiar. Los orgullosos, los bordes, los arrastrados, los lentos.
Existen hombres alegres, resueltos, despiertos, tímidos, o tristes. Existen infinidad de temperamentos hechos hombres, tan complicados como simples.
Pero ninguno será el de tu vida, por que no están para eso. Están para querernos, hacernos reír, compartir, llorar, perderse. Pero nunca le pidas a ninguno que se quede para siempre. Corres el riesgo de asustarlos, de que entren en estado de pánico y desaparezcan de la misma estúpida manera en que se dejaron caer en tu vida: de repente.
Algo como un 'para siempre' debe salir de ellos.

Ese fue tu error. Creer, que con él habías encontrado tu tesoro mejor guardado. Sin saber que rondando la veintena, aun nos queda vida.
Quisiste apostar fuerte, y te equivocaste.
Lo viste aparecer, con aires de sur y sonrisa infranqueable y tu mundo de mariposas echó a volar antes de lo previsto. Los castillos de arena quedaron reducidos a sus ruinas antes de empezar.
Y las últimas olas de septiembre arrastraron a su paso cualquier atisbo de nuevo comienzo, de nueva ilusión, de deseo alguno..

Y te enamoraste. Como lo hubiera hecho otra cualquiera al mirarlo a los ojos, al verlo sentir.

Pero ahora, sabes que no serías más que otra de las que desfilaron por la pasarela de su vida. Y no recuerdas cómo te dijeron que se digería esto. Porque eres consciente que de los errores puedes sacar enseñanza, pero, ¿de aquello que no fue un error también se podría?

Quiero que reflexiones acerca de un par de cosas. La primera es que no eres la única. Como tú, todas hemos tenido en algún momento de nuestra vida que tirar de tiritas para recomponer el corazón.
La segunda es que no estás sola. Tienes a tu familia, a tus amigos, y a miles de vidas paralelas que aún esperan encontrarte en sus caminos. Porque estoy segura de que eres maravillosa.

Así que levanta esa sonrisa, vístela de fiesta y que la única sal que surque tu rostro sea la de los restos de un verano maravilloso.

Que amar se puede hacer siempre. Porque el amor está para eso, para hacerlo en cualquier circunstancia; pero reír, eso solo sale a base de ganas.



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