Una palabra que se me escapa cada dos por tres. Y a ti te la digo poco.
Sencillamente hay sentimientos que no sé describir. Nunca me planteé ponerle palabras a lo que siento por ti.
Pero creo que podría empezar por un gracias.
Gracias por haberme enseñado a leer, a dibujar, a jugar, a sonreír, por las tardes de barbies y de muñecas.
Gracias por todas las noches que robé tu sueño, por preocuparte, aunque no hiciera falta.
Gracias hacerme ver que todo problema tiene su solución, solo hay que encontrarla.
Por los mejores desayunos, por las mejores comidas de cumpleaños, por las charlas interminables, por los domingos al sol, por el cariño que siempre has puesto en todo.
Gracias por animarme a seguir, un poco más, por muchas toallas que me apetezca tirar al día. Por hacerme ver que puedo, y que los imposibles existen en según que cabezas.
Gracias porque, sabes hacer algo que a día de hoy no le he visto hacer a nadie: estar a mi lado, y al mismo tiempo a mil kilómetros de mi.
Gracias por tener ese don de la ubicuidad para que te sienta cerca. Gracias por tener tu corazón inmenso dividido en cinco partes, y aún así querernos al cien por cien a cada uno.
Gracias por ser mi superheroína favorita y multiplicar el tiempo para que todo pueda hacerse en un solo día. Gracias por ser como eres, aunque estés triste, cansada o harta. Gracias por tirar de todo y de todos siempre. Por ser madre 25 de las 24h que tiene un día, cada día de los 365 desde aquel 24 de febrero.
Como digo, esto es solo una pequeña parte del lugar que ocupas en mi vida. Y que me es imposible ponerle voz. Pero eso, que te quiero- desde el día que vi la luz.
Gracias por darme la vida, mamá.
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