domingo, 3 de abril de 2016

Yo soy mi propio enemigo

Toda la culpa la tienen los domingos.
Primero de abril.
Y el 3 es un número precioso.
Los domingos son culpables del exceso de información acumulado de la semana, de que te quiera más de los límites de la cordura.
Los domingos son los culpables de que la concentración escasee y el supermercado esté cerrado por día de descanso.
Falta escasa media hora para que esta tormenta dominical llegue a su fin y a mi se me cae la casa encima.
Coldplay no ha dejado de sonar en todas sus versiones, y eso me relaja. Adoro su nuevo disco.
Necesito una buena dosis de chocolate, reír con ellas. Una fiesta- bailar hasta terminar sin pies.

Necesito otro domingo de ver amanecer dando tumbos por la playa.
Y otro bar que se convierta en nuestro.
Necesito sentir las pocas estrellas de Madrid sobre mis hombros y tus labios sobre los míos.

Porque no.
No aguanto más tardes de melancolía, más incertidumbre.
No aguanto más vida sin especias.

De lo único de lo que quiero arrepentirme es de no haber dicho las cosas a tiempo,
de no disfrutar lo suficiente todo lo vivido.


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